El bebé jefazo

Sara Ariño

De Barcelona. Coordinadora del boletín semanal de Cinemanet. Informática de profesión y cinéfila por afición, desde bien pequeñita, cuando mi madre me llevaba al cine, en la época en que las sesiones eran continuas y podías entrar a media proyección y quedarte luego a ver el comienzo.

Este es la última película de la factoría Dreamworks -atención, que ya anuncian para este mismo año el estreno de la siguiente: Capitán Calzoncillos-, que viene a ser un poco la competencia de Pixar, aunque parece que nunca llega a alcanzar la genialidad de las obras de esta última. Porque si de Dreamworks son las buenísimas Shrek, Madagascar o Kung Fu Panda, de Pixar son las sencillamente sublimes Toy Story, Ratatouille o Inside out. Si estáis interesados en las diferencias entre ambas productoras, aquí tenéis un buen enlace que no ha perdido vigor con el paso de los años: Películas para toda la familia: Pixar y Dreamworks.

Entrando ya en materia, con El bebé jefazo vuelve a pasar un poco lo mismo. Es una excelente película familiar, absolutamente recomendable, pero le falta el punto de genialidad, profundidad y perfección que caracteriza las grandes obras de su competidora. No obstante, que esto no les desanime de ir a verla, porque estamos hablando de una película que, sin tener un guion perfecto, desborda imaginación, imágenes potentes y coloridas, acción a raudales, y que sabe combinar a la perfección la carcajada con la ternura. Como toda buena obra de animación que se precie, es adecuada tanto para para niños -por supuesto- como para los adultos, que pueden disfrutar mucho con ella. Les puedo asegurar que una servidora se echó unas buenas carcajadas al visionarla.

El argumento es tan imaginativo – hasta el punto de ser delirante, diría yo – que resulta difícil de resumir. Dejémoslo en que trata de como un niño de siete años, hijo único, que hasta el momento ha acaparado el amor y la atención de sus progenitores, se siente desplazado por la llegada de un hermanito, que por su parte esconde grandes sorpresas.

En el fondo, es una película que reivindica la familia frente a los excesos de la dedicación al trabajo, y, sobre todo, hace una cerrada defensa de la fraternidad, frente a la comodidad y el egoísmo. Enseña que cuando somos capaces de salir de nosotros mismos, y aprendemos a compartir y a amar al otro, somos mucho más felices que cuando disfrutamos de todo en soledad. 

---

¡Debate esta película en nuestros foros!

---