Sinopsis
Cuando el cuartel general de la agencia secreta es destruido, se descubre una organización de espionaje aliada en EE.UU. llamada Statesman, cuyo origen se remonta a la fecha en que ambas fueron fundadas. En una nueva aventura que pone a prueba la fuerza y el ingenio de sus agentes, ambas organizaciones secretas de élite aúnan sus esfuerzos para intentar derrotar a su enemigo común y salvar al mundo... algo que está convirtiéndose en una especie de hábito para Eggsy.
Crítica
Disparo a la cabeza
Cuando Kingsman: Servicio Secreto apareció en los cines en 2015, pilló a todo el mundo por sorpresa. Era una cinta repleta de acción, de comedia y exuberante en su ejecución, un thriller de espías que prefería dejar de lado la lobreguez de sus contemporáneos en pos de artefactos chulos y villanos excéntricos salidos de un cómic. Y de cómics va el tema: si algo ha pasado desapercibido es el hecho de que ambas películas están basadas en un cómic de Mark Millar -responsable de Old Man Logan, cómic en el que se basaría la reciente Logan-, por lo que es normal que el director Matthew Vaughn eche mano a una comunicación gráfica vistosa más asociada al mundo de las historias gráficas.
Antes de seguir, me gustaría plantear una reflexión que va a orbitar a esta crítica: ¿Qué debe hacer una secuela? ¿Ha de hacer lo mismo que su predecesora pero mejor? ¿Ha de arriesgarse y tratar de evolucionar? Al final daré mi opinión sobre el tema, pero ahora hablemos de la peli. Kingsman: El Círculo Dorado no ha llegado a los cines como hiciera su antecesora, pues mientras que la segunda pilló a todo el mundo por sorpresa, ésta ha generado una expectación inmensa, y es importante olvidar que el hype siempre es un arma de doble filo.
Kingsman: El Círculo Dorado es, ante todo, una película entretenida que puede vanagloriarse de no bajar nunca el ritmo. Sus escenas de acción se entrelazan en un frenesí que se mantiene a lo largo de sus más de dos horas de duración, y el humor, aunque en muchas ocasiones sea más soez y menos imaginativo que en su antecesora, en ningún momento se siente forzado o fuera de lugar.
Si en Servicio Secreto la proporción de seriedad/comedia estaba en un 40%/60%, en El círculo dorado ha pasado a estar en un 30%/70%. Lo que más atrajo a los espectadores de la primera película fue lo poco en serio que se tomaba a sí misma, por lo que con la secuela han decidido hacerlo todo más a lo grande. Las situaciones son más surrealistas, las escenas de acción son ridículamente sangrientas, y -aunque este último cambio pueda gustar a los más jóvenes- la primera víctima es un argumento más tenue y con más concesiones, tanto a las leyes de la física como a la incredulidad del espectador.
En definitiva, Kingsman: El Círculo Dorado es una película en la que Matthew Vaughn saca a relucir todo lo que en su día ya le diera éxito a Kick-Ass; escenas de acción solo aptas para mayores, un sentido del humor cínico y gamberro y una puesta en escena impecable, como salida de las páginas de un cómic. Si te gustó la original, esta es más de lo mismo. Dista de la perfecta simbiosis de cinismo y acción de Tarantino, pero tampoco tendrás que desconectar el cerebro como si fuera una película de Michael Bay. Si te apetece reírte y disfrutar de combates espectaculares, Kingsman: El Círculo Dorado es tu película. Si quieres algo más, te has equivocado.
(spoilers a partir de aquí)
Realmente lo que voy a decir a continuación no es un spoiler, y es que a día de hoy los trailers son, con dignas excepciones, capaces de desvelar los giros más importantes de una película por sí solos -aunque este es un debate que mejor dejemos para otro día-. En momentos muy tempranos del marketing, se supo que el personaje interpretado por Colin Firth, Harry A.K.A. Galahad, volvía “misteriosamente” a la vida.
Si bien el británico hace un gran papel, su reaparición le quita peso al que fue uno de los giros más importantes de la primera cinta, tanto en lo que atañe al desarrollo del argumento como en el viaje de Eggsy (Taron Eggerton) como protagonista. Tapar un evento tan esencial con un gel que cura los tiros en la cabeza -y no es broma-, probablemente sea el más flagrante ejemplo de lo que mencionaba más arriba, y es que esta película aboga por la espectacularidad y el desenfreno, dejando con ello de lado el dramatismo y el desarrollo de personajes.
Esta preferencia por la risa y la espectacularidad también se hacen notar en la forma con la que Eggsy, nuestro protagonista, se relaciona con su entorno y con los acontecimientos. Es un joven seguro e impulsivo que puede llegar a pecar de arrogante, pero que, a pesar de todo, siempre trata de hacer lo correcto, aunque para ello haya de renunciar a su propia integridad. La película podría haber mostrado la evolución de un muchacho que no sabe cómo hacer lo correcto hasta un hombre que se decide y actúa, pero realmente no podemos implicarnos con los problema de Eggsy.
Y es que, por muy graves que sean, él es el primero que en ningún momento se los toma en serio, ya sea cuando debe engañar a su novia para salvar el mundo o cuando pierde a casi todos sus amigos en un ataque. Diciendo todo esto, puede parecer que esté poniendo a parir a la película, pero no es así. Kingsman no es pretenciosa, no busca que abandones la sala de cine replanteándote tus decisiones vitales, sino que ofrece un entretenimiento directo y masticable. Y eso lo consigue muy bien.
En lo que atañe a los villanos, Vaughn opta de nuevo por un multimillonario excéntrico que busca la destrucción de la sociedad tal y como la conocemos. Para llenar los enormes zapatos de Samuel L. Jackson, tenemos a Julianne Moore interpretando a Amapola, que esconde su desprecio por la vida humana y su misantropía bajo un manto de dulzura y nostalgia cincuentera. Su plan, igual que el de Valentine en la anterior película, es descabellado, exagerado y bastante improbable, pero da pie al planteamiento más serio de la cinta. Es una narcotraficante que envenena a sus propios clientes, y cuando desvela las consecuencias que van a tener sus actos, son muchos los que deciden dar la espalda a los consumidores infectados.
Por un lado se me antoja una crítica a una sociedad que estigmatiza el consumo de drogas pero que al mismo tiempo acepta el alcohol, el tabaco o el azúcar, que es muy perjudicial y extremadamente adictivo. El consumidor promedio no suele ser un yonkee que vive en una casa abandonada, y en muchos casos un consumo irresponsable no viene dado por la búsqueda del desenfreno, sino por la falta de ayuda o de significado en la vida de uno, tal y como probó en su día Bruce Alexander con su famoso experimento de las ratas adictas a la cocaína. Por el otro, también pretende criticar a aquellos que se empeñan en ver únicamente el lado divertido de un consumo de drogas fuera de control, y es que cuando los efectos negativos comienzan a aflorar, puede que ya sea demasiado tarde.
Finalmente me gustaría hacer una pequeña reflexión sobre la calidad de la película y de las secuelas en general. Cuando uno se pone a pensar en las mejores secuelas de todos los tiempos, le vienen a la mente filmes como El Caballero Oscuro, Terminator 2 o El Imperio Contraataca, que para muchos marcó el paradigma de “la buena secuela”. Todas ellas mantienen el trasfondo y los personajes de sus predecesoras, pero deciden correr el riesgo de volverse ambiciosas, presentando así tramas más complejas y oscuras que plantean nuevos límites a los personajes.
Siguiendo este esquema, Kingsman: El Círculo Dorado me recuerda más a El mundo perdido, la secuela de Jurassic Park. Muchos consideran que se trata de una mala película, cuando en realidad ocurre que lo que hizo grande a su predecesora, la sorpresa, es algo que no se puede recrear con una secuela. La emoción de ver un dinosaurio realista por primera vez no va a volver a recrearse, y en el caso de Kingsman, Vaughn ha tomado la decisión de aferrarse a lo que hizo célebre a la primera cinta y no asumir riesgos. La película es muy disfrutable, pero tal vez -y solo tal vez-, podría haber logrado ser algo más.
En estas fechas en que las carteleras brillan por la ausencia de productos de calidad, pasar dos horas metido en los exagerados tejemanejes de los agentes de Kingsman es una opción totalmente respetable.
Ficha técnica

- Título Original: Kingsman: The Golden Circle
- Dirección: Matthew Vaughn
- Guión: Matthew Vaughn, Jane Goldman (Personajes: Dave Gibbons, Mark Millar)
- País: UK
- Año: 2017
- Duración: 141 min.
- Género: Acción, comedia
- Interpretación: Taron Egerton, Colin Firth, Julianne Moore, Mark Strong, Halle Berry, Pedro Pascal, Channing Tatum, Jeff Bridges, Elton John
- Productora: 20th Century Fox Film Corporation / Marv Films / TSG Entertainment
- Música: Henry Jackman, Matthew Margeson
- Fotografía: George Richmond
- Estreno en España: 22 de septiembre 2017