Sinopsis
Tras el intento frustrado de detener a un hombre-topo megalomaníaco, la familia Parr -alias “los Increíbles”- ve cómo toda la opinión pública se pone en su contra... todos, excepto un hombre, el multimillonario presidente de una empresa de telecomunicaciones. Este les ofrece la oportunidad de lanzar una campaña para legalizar a los superhéroes. ¿El reto para la familia? Quiere que la cara visible del proyecto sea Elastigirl, y no su marido, Mr. Increíble.
Crítica
Superhéroes de andar por casa
El cine de superhéroes cambió, pero Pixar siempre estuvo ahí. En pocos años, las películas de tipos con pijama y poderes pasaron de ser casi un chiste a convertirse en el máximo exponente de la cultura pop palomitera, pero la familia superheroica más famosa del cine de animación no se ha dado ni cuenta. Literalmente: Los Increíbles 2 comienza exactamente en el mismo minuto en que terminaba la primera parte.
Los superhéroes han ido saliendo de sus batcuevas y sus fortalezas, y se han transformado en iconos que reconoce hasta mi madre, pero los Increíbles continúan haciendo lo mismo que hace 14 años: utilizar los tópicos de estas historias como metáfora para hablar de temas mucho más interesantes que los tortazos de vigilantes musculosos.
Valores y virtudes
En concreto, esta familia de superhéroes de dibujos sirve para que reflexionemos sobre esto mismo, sobre nuestra familia. En Los Increíbles ya se exploraban problemas cotidianos como la crisis de la mediana edad -un cuarentón Mr. Increíble se encontraba atrapado en un trabajo mediocre y deshumanizante- o la relación con los hijos adolescentes, pero aquí suben la apuesta.
En este caso, el desafío que afrontan los Increíbles es mayor, incluso, porque refleja de alguna manera un nuevo paradigma familiar donde la mujer ya no está obligada a ser ama de casa y el hombre no es el único obligado a traer dinero a casa. En la película, de hecho, Elastigirl es la que trabaja y Mr. Increíble quien se queda en casa, cuidando del bebé y ayudando a los demás hijos con sus deberes. Y no es fácil.
De hecho, para este personaje resulta una carga tremenda no ser el elegido para hacer el superhéroe por los tejados, pero la asume, por mucho que le cueste. Los Increíbles 2, de esta manera, refleja varias cosas: que la generosidad no es un camino de rosas, que el amor y el hogar se construye afrontando con realismo y humildad las dificultades y -más importante aún- que no hay tarea pequeña.
Edna Moda, la carismática diseñadora de trajes de superhéroe, le dice en un momento a Mr. Increíble que “la paternidad, si se hace bien, es una heroicidad”. Y lo es, vaya si lo es: el padre tiene que aprender a querer a sus hijos, en lo cotidiano, en lo humilde y concreto. Quererlos -descubre- implica salir de sí mismo y aceptar que no lo sabe todo: aprende Matemáticas por su hijo, aprende a pedir perdón por su hija, aprende a pedir ayuda por su bebé.
El superhéroe -habituado a luchar contra villanos ruidosos con ganas de conquistar el mundo- descubre que lo más radical de esta heroicidad casera es, precisamente, que estos no existen. Ser un héroe en casa no implica derrotar a nadie más que a los propios defectos y limitaciones… y estas -aprende Mr. Increíble- no se derrotan por el propio orgullo, sino aceptando la ayuda de los demás.
Todos estos temas familiares son el núcleo de la película, pero no son lo único: junto a ellos, el director Brad Bird propone otras dos reflexiones muy interesantes. La primera es un clásico de la ficción superheroica: la legalidad vs. La justicia. Este debate entre la ley establecida y los motivos de los héroes para saltársela a la torera está presente en todo el subtexto del film. Una frase, escuchada en la película:“al gobierno no le sienta bien ver a gente haciendo el bien sin más motivo que hacerlo”.
El último -y nos menos importante- tema va ligado al acierto absoluto que resulta el villano, un misterioso hipnotizador apodado Raptapantallas. Los Increíbles 2 es uno de esos casos en que el “malo” tiene buena parte de razón, pero lleva a cabo su lucha por los motivos equivocados. En este caso, Raptapantallas odia a los superhéroes porque representan lo peor de una sociedad que se lava las manos de sus problemas.
Es para enmarcar un monólogo que pronuncia este villano en cierto momento de la película, en el que dice algo así como: “confiáis en los superhéroes para quitaros responsabilidad de encima, preferís que venga alguien a salvaros que tomar las riendas de vuestra vida”. “Preferís vivir en un simulacro a través de las pantallas que en la vida real”, critica a los ciudadanos, absorbidos por el brillo del 2.0.
Calidad cinematográfica
Solo con lo anterior, Los Increíbles 2 ya sería una película fantástica para recomendar fervientemente, pero es que -además- como pieza de entretenimiento es una gozada. Lo último de Pixar es una montaña de rusa que empieza alto y termina aún más arriba: te agarra del cuello y te lleva a donde quiere entre humor, ternura y espectaculares secuencias de acción.
Súmale a todo este cóctel una banda sonora de Michael Giacchino que bebe de su trabajo en 2004 pero que resulta tan poderosa como aquella y queda como resultado una película, en definitiva, que se merece el apelativo de increíble.
Ficha técnica

- Título Original: The Incredibles 2
- Dirección: Brad Bird
- Guión: Brad Bird
- País: EEUU
- Año: 2018
- Duración: 118 min.
- Género: Aventuras, comedia
- Interpretación: (Animación)
- Productora: Pixar Animation Studios / Walt Disney Pictures
- Música: Michael Giacchino
- Fotografía: (Animación)
- Estreno en España: 3 de agosto 2018