UN REGALO PARA PAPÁ Y MAMÁ /¡AL RESCATE DE LA FAMILIA!

Mª Ángeles Almacellas

Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid. Crítica de cine. Vicepresidenta de SIGNIS-España. Miembro del Círculo de escritores cinematográficos. Directora del curso "El arte de ver películas" en la UPM. Directora de CinemaNet-Madrid.

Jen y Eric han decidido separarse y ha llegado el momento de comunicárselo a los hijos, Emma, Max y Taylor. Los convocan a la hora de cenar para darles la noticia de que su papá esa noche ya no dormirá en casa. Pero Taylor, el pequeño, un niño con problemas de tipo autista pero con extrañadas capacidades, se levanta de la mesa y corre al sótano de la casa, que es donde tiene instalada su habitación y su refugio.

Ese mismo día habían recibido un viejo reloj de péndulo estropeado, herencia del abuelo, y Taylor, que ha sabido arreglarlo y ponerlo en funcionamiento, ha descubierto que tiene poderes mágicos: cuando se echan sus manillas hacia atrás, a la vez retrocede el tiempo. De tal manera que el niño hace que el día recomience desde la mañana, para tener un margen de tiempo e intentar que sus padres cambien de opinión.

Los tres hermanos se organizan con un montón de estrategias, a cuál más alocada, y hasta veinte veces consiguen retroceder el tiempo, sin conseguir que sus padres se reconcilien. Hasta que…

El director alemán Christian Ditter nos ofrece una comedia familiar amable y divertida, tal vez un poco reiterativa, pero que permite pasar un buen rato de risas o sonrisas. No hay que buscar profundidad en los subtemas que podría apuntar, como el despertar sexual, las peleas entre hermanos, la enfermedad mental de un hijo, la infidelidad en el matrimonio, etc., pues no es el objetivo de la película, que va directamente al fondo de la cuestión: la familia como ámbito de amor y acogimiento. Se trata, pues, del valor de la familia y de cómo merecen la pena todos los esfuerzos por mantenerla unida para poder afrontar debidamente todos los problemas que la vida trae consigo.

El mensaje implícito en la cruzada de los niños no es que cuando las cosas vayan mal la pareja aguante una convivencia deteriorada, sino que orienten todos sus esfuerzos a reconstruir su relación, que miren al otro con generosidad y amor y tengan flexibilidad para intentar volver a enamorarlo y hacerlo feliz. Por otra parte, es un aviso a los padres ausentes y una llamada a controlar el tiempo y no dejarse arrastrar por él, es decir, dedicar suficiente tiempo a los hijos para observarlos, cuidarlos y caminar con ellos, no solo atenderlos económicamente.

Emma es una adolescente, desorientada con las primeras experiencias sexuales y de enamoramiento, que reclama de sus padres la libertad para poder salir sin trabas con su chico. Sin embargo, en cuanto se ve atendida por sus padres y respaldada por sus hermanos, o sea, con el refugio afectivo de su familia, se siente segura y sabe qué hacer con su libertad. Max deja de ser un gamberro para convertirse en un hilarante compañero de juegos y Tedy, el niño prodigio incapaz de hablar y que no permitía ser tocado, pasa a ser una fuente de amor para todos. Ergo, los hijos necesitan la presencia comprometida de sus padres.      

También hay una burla-crítica a los consejeros matrimoniales que se dedican con la máxima profesionalidad a que el proceso de separación no sea traumático. Con una gamberrada, los tres niños consiguen que cambie su estrategia y, en lugar de ayudarlos a separarse, los oriente hacia la reconciliación. También da qué pensar.

Junto a esas situaciones de relaciones familiares cotidianas aparecen elementos fantásticos, con el reloj mágico y sus capacidad para brindar nuevas oportunidades. La película presenta una serie de situaciones alocadas y divertidas, con un toque de magia, que alteran la vida de una familia normal. Esta mezcla contribuye a proporcionar a la trama un halo de irrealidad que la aleja de toda moralina. La reflexión y las conclusiones le corresponden al espectador.

Greg Kinnear e Isla Fisher interpretan bien a esa pareja de cuarentones en crisis personal y conyugal, sin perder la chispa que requiere una comedia. Tienen, además, la finura de no lucirse demasiado y dejar espacio para el buen trabajo de los tres jóvenes, Shay Rudolph como Emma,  Easton Rocket Sweda como Taylor y Mason Shea Joyce como Max. El resto del reparto cumple debidamente.

El guion adolece de una cierta falta de rito al principio, aunque luego se encarrila y atrapa bien el interés del público. En general no es un peliculón, pero sí es una película muy recomendable para ver y comentar en familia. Y que cada uno se aplique la lección.