Sinopsis
Durante la visita guiada de un colegio al Centro de Arqueología Experimental (CAREX), unos chavales encuentran el cuerpo de una joven en el lugar donde debería estar la réplica de un enterramiento neandertal. La joven es Eva Santos, una chica del pueblo cercano de Atapuerca, y está muerta. Su cuerpo está desnudo y colocado en posición fetal. Un espeluznante crimen ritual que recuerda a otro ocurrido hace seis años en la misma zona. ¿Habrá regresado el “asesino del yacimiento”, que consiguió escapar hace seis años?
Crítica
La huella del mal | Retroceso a la edad prehistórica del cine español
Tenía que pasar antes o después, es ley de vida, o de cine dada la temática. Tras las estupendas Wolfgang (Extraordinario) y Mikaela el cine español vuelve a decaer para ir a lo fácil y mal escrito. Pincha en hueso de forma absurda el escritor Manuel Ríos San Martín adaptando su novela La huella del mal y ofreciendo una adaptación con pocas cosas que salvar, y es una pena porque la premisa llamaba a mucho más.
Durante la visita guiada de un colegio al Centro de Arqueología Experimental (CAREX), unos chavales encuentran el cuerpo de una joven en el lugar donde debería estar la réplica de un enterramiento neandertal. La joven es Eva Santos, una chica del pueblo cercano de Atapuerca, y está muerta. Su cuerpo está desnudo y colocado en posición fetal. Un espeluznante crimen ritual que recuerda a otro ocurrido hace seis años en la misma zona. ¿Habrá regresado el “asesino del yacimiento”, que consiguió escapar hace seis años?
Cuando hay que hablar bien del cine español se habla, véanse los susodichos casos expuestos antes, y también tuvimos en 2024 la formidable La infiltrada, valiente película sobre la lucha contra el terrorismo. No son la élite en cuanto a mensajes sobre la trascendencia, pero sí son muy entretenidas y al menos transmiten valores positivos en su metraje. Sin embargo el cine patrio tiene sus vicios por todos conocidos y directores que no solo no los rehúyen sino que los acogen, no sabemos si por intentar parecer modernos y transgresores, por falta de imaginación o la suma de todo. La huella del mal cae en todos los tópicos típicos y además sin innovar en nada.
Partimos de la base de que el filme está basado en la novela homónima y que Manuel Ríos San Martín, escritor, ejerce de coguionista junto a Victoria dal Vera y de director adaptado su obra, lo que debería haber dado lugar a algo interesante y bien escrito. Nada más lejos de la realidad. Para empezar porque aunque la investigación del crimen se sigue sin problemas gracias a no tener demasiadas intrigas ni personajes involucrados, el dúo protagonista no se cree lo más mínimo lo que está haciendo: ni Blanca Suárez ni Daniel Grao son convincentes como policía y asesor, y de hecho la primera tiene serios problemas de dicción que hacen ininteligibles muchas de sus frases, aunque no es la única.
Y para continuar porque los mensajes son contradictorios y contraproducentes. Al principio vemos a la protagonista a punto de someterse a una operación para fecundación in vitro, algo de un valor más que cuestionable (la maternidad es un regalo, un don, nunca un derecho y el fin no justifica los medios), pero luego descubrimos que en el pasado ya se quedó embarazada y por motivos que no se aclaran decidió no seguir adelante y mató al ser más inocente del mundo. ¿Primero mata al hijo y luego quiere tener más? Al menos en un momento, muy breve, dijo “quiero seguir adelante”, pero quedó en nada. Posteriormente su actual pareja tiene un comportamiento más que cuestionable a pesar de los duros momentos que vive ella.
Otra reflexión que hace Manuel Ríos es sobre la violencia, criticando que siempre ha estado presente en el ser humano y preguntándose desde cuándo, pero sin dar respuesta cuando es más que clara para cualquiera con un mínimo de formación: desde el pecado original, y para más referencias animamos al director a leer también el pasaje sobre Caín y Abel, muy esclarecedor y al alcance de todos.
Y seguimos, porque el montaje es muy torpe y, aunque se ha logrado rodar en localizaciones reales de Atapuerca (sin duda lo mejor de la película), los momentos de tensión no llegan a interesar al espectador y los giros de guion quedan como algo lejano e inverosímil, además de nada bien explicados. Incluso momentos que incluyen drogas y algunas escenas sexuales muy explícitas que no pintan nada fruto de evoluciones absurdas de subtramas superficiales (la de la cueva es de traca, de pura serie b). A esto hay que sumar una especie de secuencias con neandertales, metidas sin motivo, algunas supuestamente de personajes de la actualidad simulando ser prehistóricos, y otras supuestamente de recreación de cómo era la vida hace miles de años. ¿El sentido de esto? En realidad, ninguno.
Por salvar algo más, al menos se pone en valor la empatía, sobre todo hacia los más desfavorecidos, y una disculpa y un perdón que alegran ligeramente el panorama, aunque no mucho. También hay que agradecer que, por una vez, no hay blasfemias en todo el metraje, todo un milagro y rara avis en el cine patrio.
Pero esto no basta para dar calidad al conjunto, así que La huella del mal nos devuelve a los peores momentos del cine español, ese que se rueda más o menos bien gracias a los avances técnicos pero con una historia, personajes y conflictos de risa. De haber Premios Razzie (‘anti-Oscars’, que “reconocen” a las peores películas y actuaciones del año) españoles, debería encabezar unas cuantas nominaciones.
Ficha técnica

- Título Original: La huella del mal
- Dirección: Manuel Ríos San Martín
- Guión: Manuel Ríos San Martín, Victoria dal Vera
- País: España
- Año: 2025
- Duración: 106 min.
- Género: Thriller | Crimen
- Interpretación: Blanca Suárez, Daniel Grao, Aria Bedmar, Victor Palmero, Óscar Naderman
- Productora: La Charito Films, Netflix, RTVE, ZDF Studios
- Música: Pepe Herrero
- Fotografía: Ángel Iguácel
- Estreno en España: 4-4-2025