Sinopsis
Cuando Michel (trabajador y representante sindical en el puerto de Marsella) es despedido junto a otros diecinueve compañeros, se vuelca en su vida familiar. Felizmente casado con Marie-Claire celebraran una fiesta con hijos, nietos y amigos por su trigésimo aniversario de boda. Como regalo de todos reciben dinero y billetes para viajar a los pies del Kilimanjaro. Pero en un robo con violencia les arrebatan los obsequios y esa circunstancia les llenará de desconcierto. Aclarar lo sucedido pondrá de manifiesto su concepto de la justicia y sus valores en más sentidos de los que ellos mismos creían posible.
Crítica
[Mª del Pilar Madrigal y Alós – Colaboradora de CinemaNet]
Robert Guédiquian, inspirado en el poema de Víctor Hugo «La gente pobre», nos presenta una película con mucho corazón y bondad. Comienza situándonos en pleno expediente de regulación de empleo de una empresa del famoso puerto de Marsella (el puerto comercial más importante de Francia y del Mediterráneo, tercero en Europa). Nuestro protagonista ha trabajado allí desde que era un muchacho y en el transcurso de las décadas también ha luchado mucho por los derechos laborales de sus compañeros. Pero la crisis económica que vivimos lleva a la empresa a prescindir de parte de su plantilla para evitar el cierre total. En un acto de honradez incluye su nombre en el sorteo y eso le lleva al paro.
El amor y la compenetración que comparte con su esposa hace que vivan este hecho en positivo, ocupando su tiempo en ayudar con las labores de su casa, el cuidado de los nietos o en trabajos de bricolaje para su hijo. La pareja protagonista (dos nombres siempre presentes en la filmografía del cineasta marsellés, Ariane Ascaride además está casada con él en la vida real) nos brindan una hermosa interpretación llena de miradas y gestos cómplices. Siempre desde la naturalidad de la convivencia diaria, pero con una gracia que emociona y divierte.
En general el elenco que desarrolla esta historia es bueno, Guédiquian utiliza en sus películas el mismo grupo de actores. Todos son tan creíbles en sus papeles que no parecen profesionales y el guión salta de la comedia al drama social captando el interés de los espectadores en todo momento.
La fotografía saca el mejor partido al humilde barrio de la Estaca donde transcurre la historia. La luz, el mar, las terrazas de las casas o los cafés refrescan los temas de fondo que van surgiendo. Un contrapunto que suaviza el triste asunto del paro, causante de situaciones de necesidad extrema en algunas familias; la delincuencia y su consiguiente persecución y castigo por las autoridades; y el efecto que todo ésto causa en los afectados.
Pero sobre todo el guión pone muchos buenos sentimientos y acciones a la vista. Les hará recordar lo mejor de Capra, sin dogmatismos, con diálogos sencillos y cálidos. Hasta cuando comentan con melancolía los esfuerzos del pasado por alcanzar el bienestar y el mucho trabajo que les supuso reconocerán su dignidad y sonreirán por dentro pues retrata a la mayor parte de las familias (salvando las diferencias profesionales o sociales de cada uno).
La música se basa en grandes éxitos del pasado, reconocibles y alegres por momentos. Y hablando de alegría, la que sentirán al descubrir a uno de los personajes secundarios más interesantes, de esos que se recuerdan, en un joven camarero inteligente y humano que ayudará a nuestra protagonista a su peculiar manera. Aparece en dos escenas cortas pero tiene algo especial…ya lo verán.
Esta película es completamente recomendable para todo tipo de públicos, una delicia amable y conciliadora. El director y guionista pone su corazón a la vista y aunque pueda parecer ingenuo no lo es tanto. Hay ideales pero también justicia, sentimentalismo bañado de realidad y un incurable optimismo al que es bueno aferrarse cuando el mundo se vuelve difícil y convulso.
[Jerónimo José Martín – COPE]
En un ajuste para no cerrar su empresa, Michel (Jean-Pierre Darroussin) pierde su trabajo en los astilleros de Marsella. Pero él sigue siendo feliz con Marie-Claire (Ariane Ascaride). Hace 30 años que se aman. Sus hijos y sus nietos les miman. Tienen muy buenos amigos. Se enorgullecen de sus luchas políticas y sindicales. Sus conciencias son tan transparentes como sus miradas. Y, además, entre todos les regalan un viaje al Kilimanjaro. Pero su felicidad es puesta a prueba cuando dos hombres armados y enmascarados les agreden y les roban sus tarjetas de crédito y el dinero y los billetes del viaje.
Espiga de Plata y Premio del Público en la Seminci de Valladolid 2011, y Premio Lux de cine del Parlamento Europeo, Las nieves del Kilimanjaro confirma la alta calidad de Robert Guédiguian, ya mostrada en películas como Marius y Jeanette o Mi padre es ingeniero. En esta deliciosa fábula tragicómica, se inspira en el poema La gente pobre, de Víctor Hugo; en el Discurso a la juventud (Albi, 1903), de Jean Jaurès, y en la popular canción de Pascal Danel. Y, a partir de ellos, exalta de nuevo la familia, la amistad, el compromiso social y la reconciliación frente a la creciente falta de conciencia e ideales de la sociedad actual. Todo ello, magníficamente interpretado por los actores habituales del cineasta marsellés, y rodado con un hiperrealismo fresco y luminoso, gracias sobre todo al emotivo optimismo de la mirada de Guédiguian. Un optimismo sutilmente abierto a la caridad cristiana a través de repicar de campanas y un kyrie preciosos.
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Ficha técnica
- Título Original: Les neiges du Kilimandjaro
- Dirección: Robert Guédiguian
- Guión: Robert Guédiguian (Libre interpretación del poema de Víctor Hugo: “La gente pobre”)
- País: Francia
- Año: 2011
- Duración: 90 min.
- Género: comedia dramática
- Interpretación: Gérard Meylan, Jen-Pierre Darroussin, Ariane Ascaride, Maryline Canto, Julie-Marie Parmentier, Grégoire Leprince-Ringuet, Adrien Jolivet, Robinson Stévenin
- Productora: Agat-Films & Cie / Ex Nihito / France 3 Cinéma
- Música: Pascal Mayer
- Fotografía: Pierre Milon
- Estreno en España: 27 de abril de 2012