Una de las malvadas más célebres de los cuentos infantiles ve por fin su encarnación en la gran pantalla a través de la mejor protagonista imaginable. Lo más impresionante de la película es su imaginativa y apabullante resolución visual, por encima de otros aspectos como el guión o la planificación. Se trata de un filme quizás algo tétrico, pero vibrante y certero en su crítica a la codicia y positivo en su elogio a la Naturaleza, la maternidad, el arrepentimiento, el perdón y el poder redentor del amor.
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ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: Maleficent. |
SINOPSIS
Maléfica se ve arrastrada por sus ansias de venganza y su deseo de proteger el reino que preside y lanza una maldición sobre la pequeña Aurora, la hija recién nacida del Rey. A medida que crece, Aurora se ve atrapada en un conflicto entre el reino del bosque y el reino humano. Maléfica comprende que Aurora es la llave para la paz del reino y se ve obligada a tomar una decisión drástica que cambiará para siempre el destino de ambos mundos.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
Aunque cabe encontrar antecedentes literarios desde la Edad Media, el relato de la Bella Durmiente se esboza en la novela anónima francesa “Perceforest” (1527), se perfila en el cuento “Sol, Luna y Talia” (1636), del italiano Giambattista Basile, y se consolida con las versiones del francés Charles Perrault —“La Bella Durmiente del Bosque”, 1697— y de los hermanos alemanes Jacob y Wilhelm Grimm: “Little Briar Rose”, 1812. Finalmente, la reina o hada malvada del cuento se convirtió en Maléfica en el clásico de animación “La Bella Durmiente”, producido en 1959 por Walt Disney, dirigido por Clyde Geronimi y en el que la actriz Eleanor Audley puso voz a esa personificación femenina del mal. Se estrena ahora la recreación de la propia historia de Maléfica en imagen real y 3D estereoscópico, aunque con abundantes animaciones digitales.
Maléfica (Isobelle Molloy) es una bellísima niña con un corazón puro y unas asombrosas alas negras. Vive en un idílico bosque mágico, al que nunca entran los humanos. Hasta que un día se interna el Príncipe Stefan (Michael Higgins), un chaval cariñoso e inteligente que se gana el corazón de la ya adolescente Maléfica (Ella Purnell). Pero el destino los separa hasta que, años después, el padre de Stefan, el codicioso Rey Henry (Kenneth Cranham), intenta invadir el Reino Mágico con su poderoso ejército. Pero la ya adulta Maléfica (Angelina Jolie) le frena con decisión, desplegando sus impresionantes poderes, aunque sufre una cruel traición que endurece su corazón hasta convertirlo en piedra. Por eso, cuando el ya Rey Stefan (Sharlto Copley) celebra el nacimiento de su hija, la Princesa Aurora, Maléfica lanza al bebé una terrible maldición, que se cumplirá cuando la niña cumpla dieciséis años.
Lo que más impresiona de “Maléfica” es su imaginativa y apabullante resolución visual, similar a la de “Alicia en el País de las Maravillas”, de Tim Burton, o a la de “Oz, un mundo de fantasía”, de Sam Raimi. De hecho, en ella debuta tras la cámara el estadounidense Robert Stromberg, director artístico de esas dos películas, por la primera de las cuales ganó el Oscar 2011, revalidando el que había obtenido un año antes por “Avatar”. No están al mismo nivel de este impresionante diseño de producción —en el que se nota los 200 millones de dólares de presupuesto— otros apartados del filme, como el guión de Linda Woolverton (“La bella y la bestia”, “El rey león”, “Alicia en el País de las Maravillas”) —a veces, arrítmico e insustancial—, la planificación del propio Stromberg —confusa en varias secuencias— o algunas interpretaciones un punto histriónicas, como la de Sharlto Copley.
De todas formas, Angelina Jolie se luce en todo momento, Elle Fanning le da la réplica muy bien en la piel de Aurora adolescente y el resto del reparto cumple con creces, sobre todo los principales responsables de los contrapuntos humorísticos: Sam Riley —que da vida al sufrido cuervo mutante Diaval— e Imelda Staunton, Juno Temple y Lesley Manville, maravillosas como las tres torpes hadas madrinas de Aurora. Queda así un filme quizás algo tétrico y violento para los más pequeños, pero impresionante en sus paisajes imaginarios, vibrante en sus batallas, fascinante en los vuelos de Maléfica, certero en su dura crítica a la codicia y a la falta de lealtad, y positivo en su elogio del amor a la Naturaleza, la maternidad, el arrepentimiento, el perdón y el poder redentor del amor.
[Josan Montull – Colaborador de CinemaNet]
En 1959 la factoría Disney estrenó “La bella durmiente”, un filme de animación que nos contaba la vida de la bella niña Aurora, hija de un rey bondadoso que sufría el embrujo cruel de un hada maligna y que la iba a llevar irremisiblemente a dormirse el día que cumpliera 16 años cuando se pinchara con el huso de una rueca. De tal sueño eterno sólo la podía librar un beso de amor puro. Lógicamente, un joven príncipe, hacia el final del film, besaba a Aurora, víctima ya del maligno hechizo, y la despertaba de aquel sueño terrible. Años después la misma factoría retoma la historia dándole una inteligente vuelta para centrar el argumento en la vida de Maléfica, el hada perversa que lanza el despiadado hechizo contra Aurora.
Maléfica es un hada feliz. En su niñez sobrevuela el bosque fantástico alejado del mundo de los humanos en el que destaca un gran castillo. Un día encuentra robando a un chaval —Stefan— y entre los dos surge una gran amistad que rompe barreras, la amistad se tornará en amor. Pero Stefan sucumbe a la ambición propia de los hombres y traiciona a la hermosa hada. Años después Stefan se ha convertido en rey y Maléfica inicia una venganza contra la hija del rey, la inocente Aurora.
El guión, firmado por Linda Woolverton —responsable de la reciente adaptación de la historia de “Alicia en el País de las Maravillas”— da la vuelta al texto original y nos va ofreciendo novedades en la historia que resultan muy interesantes. Así, entendemos que la maldad de Maléfica es fruto de la injusticia que se cometió con ella. Descubrimos cómo la bondad y la inocencia de Aurora irán transformando el corazón del hada para que redescubra la belleza de la bondad. El rey, que en la historia original es bueno, aparece como un déspota egoísta. El cuervo negro del hada, pasa de ser el símbolo de lo terrible a convertirse en el símbolo de la bondad. El bello príncipe que llega a caballo y besa a Aurora no es capaz de sentir amor. El dragón destructor se deja destruir por amor, el hechizo provoca vergüenza en el hada que lo ha provocado. Al final será la propia Maléfica quien con un beso de cariño verdadero acabe con el hechizo que ella misma provocó y desvuelva a la vida a Aurora.
La película manipula el cuento a su antojo y nos lo presenta con una propuesta novedosa e interesante; los tópicos del cuento clásico quedan aquí subvertidos y presentan una moraleja muy clara: el amor y el arrepentimiento sincero son capaces de engendrar vida y transformar a las personas, por más que sean malas, porque cada ser humano tiene en su alma un rincón sensible al bien.
La película tiene un acabado formal impecable. La fotografía, la música, el montaje y la realización son magníficos. El acreditado especialista en efectos especiales Robert Stromberg dirige el film. En su haber están los efectos de “La vida de Pi” y “Avatar”, entre otros. El director hace honor a su especialidad ofreciendo unas secuencias aéreas apasionantes.
Entre los actores es necesario resaltar el trabajo de Angelina Jolie. Encaja perfectamente en papel de malvada que se va redimiendo. Por otra parte la jovencísima Elle Fanning, que da vida a Aurora, despliega una pureza que encandila al espectador desde su aparición en la pantalla.
Entretenida y espectacular, esta “Maléfica” es una magnífica película moral, una preciosa fábula sobre el arrepentimiento, un film estupendo —en fin— para ver en familia y reflexionar sobre la posibilidad de redención que hay en cada ser humano cuando deja en su vida una rendija abierta a la ternura.
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