Encanto

Guillermo Altarriba

Director de contenidos de CinemaNet. Periodista y politólogo por formación, dibujante y cinéfilo por vocación. Creo que pensar el cine para cambiar el mundo es una meta difícil y loca: por eso vale la pena dedicarle tiempo y esfuerzo. VTR.

Encanto es una película a la vez tierna y afilada. Tierna, porque la última joya animada de Disney nos regala una historia conmovedora sobre cómo las expectativas, el control y el orgullo pueden dañar a una familia. Afilada, porque los directores Jared Bush, Byron Howard y Charise Castro Smith dedican cada uno de los 99 minutos del metraje a explorar las diversas facetas de esta idea central, sin perderse en rodeos innecesarios.

La historia nos traslada a Encanto, un diminuto paraíso aislado en las montañas de Colombia donde un grupo de refugiados de guerra han construido un hogar. Los fundadores y líderes de esta pequeña comunidad son la familia Madrigal, guardianes del Milagro: una fuerza misteriosa que otorga a cada uno de sus miembros un poder especial. Como si se tratase de una película de superhéroes, encontramos dones como el súper-oído, la adivinacion o la capacidad de hablar con los animales.

La única en la familia que no tiene ningún poder es la protagonista, Mirabel. Ha vivido siempre a la sombra de sus padres, hermanos, primos y tíos, siempre dando lo máximo para estar a la altura de lo que su abuela -la matriarca de los Madrigal- espera de ella. No obstante, el día que la magia amenaza con desaparecer, Mirabel será la única esperanza para salvar al Milagro, a su familia y a Encanto.

Encanto es una película -decía- tierna y afilada, pero no es sutil, ni lo necesita. La obra explora las tensiones internas en la familia, y el poder de cada miembro funciona como metáfora de este dilema. El mejor ejemplo son las dos hermanas de Mirabel: la mayor, Luisa, tiene súper-fuerza, lo que hace que todo el mundo cargue sobre ella sus problemas; la menor, Isabela, puede hacer crecer flores a placer, una imagen de dulzura y perfección que -en su caso- se convierte en una cárcel.

Todo ello se conjuga en un relato que muestra cómo la humildad, la libertad y el perdón pueden ejercer como bálsamo. Escena tras escena y -claro- canción tras canción: es de justicia reconocer el magnífico trabajo que Lin-Manuel Miranda -la mente tras los musicales Hamilton o En un barrio de Nueva York– ha realizado en la composición de los temas que acompañan a la trama, pegadizos y con letras que ahondan en la psique de los personajes.

El diseño de los personajes y la animación, como viene siendo marca de la casa, son fantásticos: el mundo de Encanto baila y vibra en cada escena. Los creadores beben del imaginario colombiano para rendir homenaje a la flora, fauna y tradiciones del país latinoamericano, y el resultado no podía ser mejor: una película que combina fondo y forma para ofrecer una reflexión universal sobre la familia, además de un entretenimiento de primer nivel para niños y mayores.

*Tras su paso por cines, Encanto puede verse en Disney+ desde el 24 de diciembre.