Broker | Viaje al descubrimiento de la familia

Mª Consuelo Tomás y Garrido

Dra en Ciencias de la Educación por la Universidad de Navarra. Lda en Historia Moderna y contemporanea por la Universidad Complutense de Madrid. Profesora de la UCV.

Adentrarnos en la historia del cine es toda una aventura enriquecedora. En cuanto te sumerges en ese mar infinito de proyecciones -muchas de ellas de origen americano-, descubres, por ejemplo, que Japón posee una de las industrias cinematográficas más antiguas -abarca más de 100 años-, más grandes del mundo y que cuenta con proyecciones de éxito.

Ha ganado cinco veces el Óscar a la mejor película de habla no inglesa. Es interesante recordar que una de las principales características positivas de la filmografía japonesa es su interés por analizar el comportamiento humano de forma directa y en situaciones muy reales con el fin de que el espectador se pueda sentir identificado frente a la realidad que le muestra la pantalla. Uno de sus grandes maestros de relevancia y prestigio internacional es el director Hirokazu Koreeda.

Koreeda, el director de la familia

Hablar de Koreeda es hablar de un cineasta que ha desarrollado un discurso propio y coherente a lo largo de toda su obra cinematográfica en la que uno de los principales temas ha sido la familia, tema inagotable en su extensa carrera que, lejos de cansar, sigue produciendo excelentes películas. Nadie como él retrata las historias familiares, nadie como él saca a la luz a quienes está en la periferia, a los olvidados, a los que no cuentan, a los miembros de familias desectructuradas, anómalas, que acaban encontrando la forma de amarse y protegerse.

En Broker -estrenada el 21 de diciembre de 2022- Koreeda sigue con su exploración fílmica sobre la familia y demuestra de nuevo ser maestro de humanidad al narrar- de forma brillante, diáfana, conciliadora-, situaciones especialmente duras -miseria material y moral, prostitución, tráfico de bebes, madres que no pueden hacerse cargo de sus hijos-, etc.-, que dejan un poso amargo.

El guion se centra en torno a un recién nacido abandonado por su madre y, en tono dramático, entra en debates abiertos y complejos como el aborto o la venta de bebes. La película bellamente narrada y en ocasiones muy divertida es, en realidad, un viaje hacia el descubrimiento de lo que es una familia: la que se va formando alrededor del bebé abandonado, que será el catalizador de los cambios que se producen en las personas que lo rodean.

En esta ocasión Koreeda aborda estos temas dramáticos, de forma asombrosa, desde la comedia y con una actitud sorprendentemente conciliadora. Afirma el director: “En general mis películas no están planteadas desde el punto de vista de que pertenezcan a uno u otro género. En esta ocasión es más bien la historia de un viaje y quizás se acerca a una road movie, pero yo simplemente he intentado reflejar las relaciones entre una serie de personas. Y como el tema es bastante triste, de vez en cuando hacía falta algo de comedia”.

A lo largo de la proyección, las situaciones se van suavizando al asomar los mejores sentimientos de los protagonistas bien por el arrepentimiento por el mal realizado, por la ternura que lleva a rectificar, o porque se presentan en sus vidas circunstancias imprevisibles que van creando lazos afectivos entre desconocidos hasta llegar a conformar una suerte de familia.

Pero en Broker no solo es la comedia lo que hace empatizar con sus personajes, sino también el gran acierto al “proponer” al espectador realizar un viaje al corazón de las personas, incluso aquellas que cometen actos reprobables, imposibles de comprender y -sin justificarlos-, saber ver que esos comportamientos manifiestan la vulnerabilidad, la fragilidad humana, las situaciones extremas en que las puede encontrarse una persona, la necesidad de ayuda y cariño.

Pocos directores están tan preparados para conseguir hacer posible lo que parece imposible, a pasar de la comedia a la tragedia, a combinar momentos profundos sin caer en dogmas ni prejuicios (una conversación de gran calado en una noria; otra por teléfono en un coche), y pasar a otros quizás demasiado sentimentales.

Viaje con un bebé

La primera frase que se oye al comenzar el film es la siguiente: “No tengas un bebé si vas a abandonarlo” y las primeras imágenes, corresponden a una chica muy joven que, con ciertas dudas, abandona a su hijo recién nacido en la puerta de una iglesia en la que, en una de sus paredes, se puede leer: “Baby boxer” -espacios existentes de Corea desde 2010, país en el que por segunda vez trabaja el director-, donde las personas pueden dejar, de manera anónima, a los hijos no deseados con la idea de que sean acogidos en adopción. A partir de este momento, asistimos a la amarga realidad del tráfico de bebes.

Nos cuenta la historia de Sang Hyun (Son Kang-Ho) y Dong-Soo (Gang Dong-Won), uno de los encargados de este servicio que, en complicidad con otro hombre, no registra al niño depositado y lo roba. Quieren ganar una buena suma de dinero vendiéndolo al mejor postor. La madre, arrepentida y deseosa de encontrar el mejor destino para su hijo, vuelve a la iglesia, se encuentra con estos hombres y descubre su negocio ilegal. Decide unirse a ellos con el deseo de asegurar ese destino mejor para el niño. Toda esta escena es observada por dos policías que, desde un coche, a partir de ese momento, seguirán al grupo por todas partes buscando el mejor momento para detener a los traficantes de bebes.

Con una trama muy bien desarrollada, tan compleja como clara y sencilla, la película está construida sobre la base de unas personas sin lazos familiares que, a lo largo de ese precipitado viaje, aprenden a conocerse, a quererse y respetarse. La proyección -a veces, disparatada y divertida, también profunda y emotiva, con diálogos, silencios y momentos que encogen por su crudeza-, invita a la reflexión, a poner el foco en las personas en su desamparo, en su enorme fragilidad.

Todos los personajes tienen detrás una historia por la que podrían ser condenados, pero Koreeda, con su forma sencilla de narrar, con su profundo humanismo, hace captar las luces y sombras de unos seres solitarios, huérfanos, enfrentados a un mundo cruel. Se nota que ama a sus personajes, los entiende, quiere y protege.

Nadie es lo que parecía ser. Una nueva familia

Esta es una película de acción, de aventura: no hay descanso. Una especie de fábula condescendiente -que se vive y se sufre- en la que, al final, nadie es lo que parecía ser. Koreeda construye una historia de sentimientos y de investigación policial que involucra -en un inusual viaje por carretera en busca de los padres más idóneos para el niño- a los dos traficantes, que no son tan malos como; a la madre, que manifiesta una frialdad inicial que duele y que irá cambiando hacia actitud más tierna, más afectiva y esperanzada al sentirse tratada como persona, comprendida e incuso amada; a las dos policías (en la inspectora se intuye una cierta frustración familiar), a un niño huérfano y a los posibles padres adoptivos. La vida de los que se cruzan con este recién nacido irá cambiando de forma radical.

El guion es audaz, valiente. Estamos ante la posible película más emocionante y esperanzadoras del año. Con una magnífica interpretación -Son Kang-Ho ha ganado “La Palma de oro” en el festival de Cannes 2022-, muy bien vertebrada en su desarrollo y una cámara que recoge acertados primeros planos de gran emotividad. Broker sostiene Koreeda “es un viaje hacia el descubrimiento de lo que es una familia, que es, en definitiva, la que uno elige, y que esa no es otra que aquella que perdona, que ama sin concesiones y que se sacrifica sin pensar en las consecuencias. La familia es esto”.