Sinopsis
Londres, en la década de los 1950. Williams es un veterano funcionario enterrado bajo el papeleo de la oficina mientras la ciudad se reconstruye después de la II Guerra Mundial. Al recibir un demoledor diagnóstico médico, vacía su cuenta de ahorros y se dirige a la costa. Se promete hacer de sus últimos días un tiempo significativo, pero se percata de que no sabe cómo hacerlo.
Crítica
Living | La importancia de acertar
Me dirijo al espectador. Se apagan las luces y comienza la proyección de Living. Pasan los minutos y, pertrechada en la butaca, no sé por qué, algo me hace pensar que quizás no he acertado con la película elegida. Nada más lejos de la realidad. Su inicio, de ritmo pausado, atrapa poco a poco al espectador ante una historia de gran hondura dramática, que destila humanidad, en la que los personajes van calando en el corazón. A medida que pasan los minutos es más entretenida, más amena, emocionante, incluso divertida ya que el relato dramático de fondo está impregnado de un humor tierno y contagioso, por los buenos sentimientos que envuelven a sus personajes.
Estamos ante una magnífica película, con una dirección artística de lujo -notable remake de Vivir, la obra maestra de Akira Kurosawa– llevada a cabo por el cineasta sudafricano Oliver Hermanus y que cuenta con un guionista muy esporádico: el premio Nobel de Literatura Kazuo Ishighuro, británico de origen japonés, que tiene la valentía de hacer algunos cambios considerables al guion original consiguiendo una extraordinaria historia, una verdadera joya.
Con este trabajo, Ishiguro cumple uno de sus grandes sueños: colaborar en el texto de la nueva versión de una de sus película favoritas. Vivir -la original- narra el drama de un burócrata de Tokio en busca del sentido de su existencia en los últimos meses que le quedan de vida. Se trata de la película más venerada del maestro japonés.
Living, cinta brillante, bien construida, suave y exquisitamente triste, es de esas historias que dejan poso. El film, profundamente humano y conmovedor, cuenta con un excelente guion en el que Ishiguro, respetando la esencia original del texto, imprime con notable creatividad su propia personalidad y su buen hacer al trasladar la acción, de forma elegante y con gran maestría, a un contexto absolutamente distinto: la realidad funcionaria británica en la Inglaterra de la postguerra, en la década de los 50 del siglo XX. La virtud de la película es haber respetado la esencia de Kurosawa adueñándose de los parecidos con la cultura japonesa introduciendo, en el alma de la cinta, la pura identidad inglesa.
Un paseo por la City
Nos encontramos con un Londres devastado por la II Guerra Mundial que empieza a levantarse de entre las ruinas. La película comienza mezclando imágenes de archivo del bullicioso Londres con otras filmadas en la nueva cinta. El comienzo muestra al espectador un andén invadido con un enjambre de viajeros que esperan la llegada del tren. En ellos se reconoce la identidad del típico inglés: aspecto similar, bien trajeados, con impecables sombreros -magnífico diseño de vestuario-, serios, adormilados, silenciosos, tediosos, que se dirigen a las oficinas. Se trata de un genial retrato acerca de una rutina que se puede apoderar de cualquiera, por muy vitalista que sea.
Entre ellos destaca un joven administrativo, Peter, de aspecto encantador -interpretado por por un excelente Alex Sharp-, en su claramente primer día de trabajo. Sonriente, perplejo con la actitud de sus compañeros, busca conversación. Rápidamente le advierten que es un tiempo de silencio. Asombrado, guarda la compostura pero sigue sonriendo; se adivina que no está dispuesto a ser uno de esos patéticos seres. El recién llegado empieza a encontrar su camino y, su conciencia, le llevará a un hacer lleno de bondad y a encontrar un amor no esperado.
En una de las oficinas, el Consejo del Condado de Londres, trabaja el sr. Williams, un hombre delgado y taciturno. Viste un traje a rayas impecable que le da un aspecto elegante -y le hace inaccesible como si se tratara de una coraza-, al que sus funcionarios temen como jefe y figura pública y parecen obedecer. Se trata de una persona sumida en la rutina, tranquila, solitaria, infranqueable, que dirige el recorrido de un inmenso flujo de documentos en sobres marrones que viajan por todo el edificio en un ciclo interminable de trámites que nunca tiene fin.
Es un burócrata, entregado de forma exclusiva un trabajo rutinario, sin dar ningún sentido a su vida. Representa como nadie la cruel a abundante burocracia administrativa londinense. Es una especie de muerto viviente, un “zombi”·, apodado así por una administrativa que trabaja a sus órdenes.
El sr. Williams
Él es la película. Interpretado por un soberbio Bill Nighy, apabullante, desgarrador, quizás en su papel más sobresaliente, que parece acercarle a su primer Oscar. El curtido actor británico lo da todo en una interpretación fabulosa. Es capaz de llevar al espectador de un inicial aburrimiento a una tristeza insalvable, y conducirte a continuación a una profunda reflexión de gran contenido existencial que lleva a descubrir la dignidad de la persona en cualquier situación, e incluso llegar a un final enternecedor que te rompe por completo. El veterano actor consigue que su personaje caiga bien.
Su interpretación en las primeras escenas resulta casi poética; la música y la imagen se funden en un todo espiritual de fondo conmovedor. Los actos iniciales, quizás algo lentos, son de una belleza indescriptible, sobre todo cuando el sr Williams, al recibir el cruel diagnóstico, se da cuenta de que su vida tiene fecha de caducidad y no ha hecho nada que valga la pena. Ha vivido una pobre existencia sin legado alguno; ha estado muerto en vida.
Pero eso puede cambiar. La cruel sentencia desata en él, el deseo de recuperar el vigor perdido y las ganas de vivir. Saber que va a morir le lleva a querer vivir que más nunca. Ante la aparente negatividad de la muerte, trasciende y encuentra el verdadero sentido de la vida: vivirla. Se promete hacer de sus últimos días un tiempo que valga la pena, a luchar por encontrar el sentido y la alegría de su penosa existencia. Quiere disfrutar, ser feliz y, significativamente, hacer algo por mejorar a los de su entorno.
AVISO | A partir de este punto se incluyen destripamientos de la trama y el final de la película. Sigue leyendo solo si ya has visto ‘Living’ o si no te importa conocer su desarrollo.
El renacimiento del sr. Williams
Tras el diagnostico demoledor, vacía su cuenta de ahorros y, de modo impulsivo. se va a una excursión junto al mar. En un café cercano conoce a un sórdido y animado escritor -un excelente Tom Burke- al que cuenta sus penas; movido por la buena intención de ayudarle, lo convence para ir a un obsceno parque de diversiones, Después de este intento equivocado, loco e indigno de libertinaje en compañía del joven escritor, se percata de que él tiene una idea distinta de llevar una vida diferente, bien vivida y que ahora es el momento demarcar esa diferencia. Pronto se da cuenta de que no sabe cómo hacerlo.
Casualmente, se encuentra con una joven que había trabajado para él, Margaret, -interpretada magistralmente por Aimee Lou Wood– que, decepcionada de su trabajo, se marchó de la oficina tratando dar sentido a su propia vida. Williams se siente intrigado por su compañera, que parece poseer la alegría, el optimismo y la vitalidad que él ha perdido y que quiere recuperar.
Su relación con la coqueta y comprensiva Margaret no es romántica, sino existencial: busca en ella la compañía y la ayuda que necesita para conseguir una nueva forma de vivir. Esa amistad revitaliza y renueva al desanimado administrativo. Juntos forman una pareja deliciosa. Sus encuentros son tan frecuentes que escandalizan a gentes de su entorno, pero ellos solo pasean, hablan, van al cine o comen juntos y se divierten con una alegría tierna y envidiable. Tienen un trato tan profundamente humano que sólo dan ganas de imitarles.
Con la ayuda de su optimista colega, pondrá todo su empeño para disfrutar de la vida y pondrá todo su empeño por hacer feliz a la gente de su entorno. De forma totalmente inesperada, después de días de ausencia, se presenta en su oficina y saluda amablemente a su empleados -claramente sorprendidos-, uno a uno, dándole las gracias por el trabajo realizado. Animado por la ayuda de su optimista colega y del joven Peter, descubre que puede hacer algo por lo que será recordado: obligar a las autoridades de la ciudad a la conversión de un terreno baldío en un pequeño parque infantil con columpios que un grupo de madres ha venido solicitando sin descanso y que él y sus colegas han impedido con su ineficacia
Este patio cierra cierra la película con una escena -un columpio, una canción, la nieve que cae, una serena sonrisa- que, sin evitar el desgarro de la ausencia, nos regala un final exquisitamente conmovedor, cuajado de optimismo, de emoción y de esperanza: es el final de una vida, por fin, bien vivida.
Ficha técnica

- Título Original: Living
- Dirección: Oliver Hermanus
- Guión: Kazuo Ishiguro (basado en el original de Akira Kurosawa)
- País: Reino Unido, Suecia, Japón
- Año: 2022
- Duración: 102 min min.
- Género: Drama
- Interpretación: Bill Nighy, Aimee Lou Wood, Tom Burke, Alex Sharp, Adrian Rawlins, Hubert Burton, Oliver Chris
- Productora: Ingenious, Film4 Productions, Film I Väst, Filmgate Films, Kurosawa Production Co., Number 9 Films, County Hall, Lipsync Productions
- Música: Emilie Levienaise-Farrouch
- Fotografía: Jamie Ramsay
- Estreno en España: 4 de enero 2023