Los destellos | Premio SIGNIS en el SSIFF 2024

Mª Ángeles

Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid. Crítica de cine. Miembro del Círculo de escritores cinematográficos. Directora del curso "El arte de ver películas" en la UPM. Directora de CinemaNet-Madrid.

La acción tiene lugar en un pueblo de la provincia de Valencia, cuyo nombre nunca aparece. En realidad la película está rodada en Horta de Sant Joan y sus alrededores, en Tarragona, una bella localidad y un paisaje de la Terra Alta absolutamente perfectos para albergar toda la intimidad de la historia de esos cuatro personajes.

Isabel y Nacho son felices como pareja. Ella tiene una hija, Madalen, de su anterior matrimonio con Ramón, que estudia en la Universidad y vive en Valencia. Vemos a la madre y su marido que van a buscarla a la estación de autobuses, cuando llega al pueblo para ver a su padre, que padece una enfermedad terminal. Isabel y Ramón no se relacionan desde su separación, quince años atrás.

Como Madalen solo puede atender a su padre los fines de semana, le pide a su madre que se ocupe de él. Los viejos rencores entre el matrimonio roto, lejos de aflorar, se van diluyendo ante una experiencia tan impresionante como la cercanía de la muerte. Desde la primera visita, en la que apenas se hablan a través de una puerta, hasta un paseo de Isabel y Ramón por el campo y una comida familiar en paz y armonía, con Nacho incluido, un hombre generoso que no deja de apoyar y ayudar a Isabel y Madalen, hay todo un recorrido con destellos de bondad, de humanidad y de entrega generosa.

Con su tercer largometraje, Pilar Palomero, directora y guionista nos ofrece una pequeña joya cinematográfica, una película luminosa que desborda humanidad y que manda destellos de luz en medio de las sombras del dolor y la separación de un ser querido.

Los personajes son los engarces de la joya de la película. Patricia López Arnaiz ha obtenido muy merecidamente la “Concha de Plata a la Mejor Interpretación Femenina” en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Su Isabel es un personaje entrañable. Tiene un marido con el que es feliz, pero no se desentiende de quien fue su marido y ahora está viviendo los momentos más duros y transcendentales de su vida.

Marina Guerola hace una Madalen encantadora, con una bondad y una humanidad que sobrecogen. Con toda naturalidad, está dispuesta a paralizar su vida para dedicarse a cuidar de su padre. Y con la misma naturalidad, porque en su mente solo cabe la bondad, le pide ayuda a su madre. Y las dos mujeres saben que pueden contar con Nacho (un Julián López que hace un buen trabajo), porque es un hombre bueno que no mide su vida por rivalidades, sino por amor. La noche en vela mal durmiendo en un sillón es la imagen plástica de una humanidad a la que uno se siente orgulloso de pertenecer. En cuanto a Antonio de la Torre compone Ramón inconmensurable.

El fuera de campo es esencial en esa película. Hay mucho amor que percibimos pero no vemos. Como hay largos silencios más explícitos que las palabras.

Pilar Palomera entiende la vida con sentido como un entramado de relaciones afectivas. Personas que se duelen ante la separación de un ser querido, pero que no se miran al espejo de su propio dolor, sino que se entregan a paliar el paliar con ternura el sufrimiento y el miedo del ser amado que tiene que cruzar el umbral.

La película ha obtenido el PREMIO SIGNIS en el Festival de San Sebasián. SIGNIS es la Asociación Católica Mundial para la Comunicación.

UNA PELÍCULA IMPRESCINDIBLE.