Entrevista con Krzysztof Zanussi«En Europa, hace ya muchos años que luchamos contra todos nuestros valores. Y he de reconocer que en eso tenemos bastante éxito»
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(24.9.2006) Este polaco de Varsovia, que estudió Cine y Física, fue amigo personal de otro polaco, Juan Pablo II. Sucede que, para «no traicionar su memoria», no quiere hablar de él. Afable, lúcido y de voz potente, Zanussi tiene todos los premios: León de Oro de Venecia, mejor director de Cannes, Gran Premio de Moscú, etcétera. Invitado por CinemaNet, estuvo en Barcelona presentando su película Persona non grata. Es consultor del Pontificio Consejo para la Cultura, y eso le genera más de una hostilidad.
–¿Juan Pablo II era un buen actor?
–Lo era, pero no asociemos el buen actor con el histrión. Era una persona muy articulada. No hablo, pues, solo de sus palabras. Hablo de sus gestos, de sus pausas, de su ritmo.
–Supongo que a usted, en el Vaticano, le escuchan cuando habla de cultura.
–Son muy pocos los obispos y cardenales que tienen contacto con la cultura. Yo formo parte del Pontificio Consejo para la Cultura y, cuando nos reunimos, suelo preguntar a los obispos qué película, qué obra de teatro, que exposición han visto, qué libro acaban de leer. Y…
–¿Y?
–Nunca obtengo respuestas. El divorcio entre la cultura y la Iglesia es muy profundo.
–El Sol está presente en dos títulos de sus películas.
–El Sol es un símbolo de la vida, pero también quema. Se dice que los años bélicos, los años de las guerras, coinciden con el ciclo en que el Sol está agitado. Y cuando el Sol está tranquilo, tenemos paz. Por eso en Europa tenemos paz desde hace 60 años. Si exceptuamos, claro, los Balcanes; es decir, la Europa turca.
–La Europa turca.
–Sí. Solemos olvidar que el motivo de los conflictos en los Balcanes fue el islam turco, que destruyó el tejido social de esos países. La ocupación turca fue tremenda.
–El turco fue un imperio que –salvo para los armenios– goza de bastante buena prensa.
–Supieron hacerlo muy bien. Los turcos impusieron el islam de una manera inteligente. Los impuestos obligaban a las gentes a cambiar de religión y a adoptar el islam.
–Nunca hablamos del genocidio armenio.
–El primero del siglo XX. Y eso indica que Turquía formará parte de la Unión Europea.
–En su película Persona non grata, habla usted del desencanto de su generación.
–Mi generación se comprometió en la lucha por la libertad, pero después, como les sucede a todos los vencedores, descubrimos que la victoria es solo parcial. Hace 20 años, en la lucha, fuimos los mejores. Hoy, en cambio, vivimos con la corrupción, con los egoísmos, con el individualismo.
–Polonia, dicen, es un país que no sabe adónde va, pero quiere saber de dónde viene.
–¿Sabe algún país europeo adónde va? Hace 20 años Europa tenía demasiado dinero y demasiado éxito, y eso es siempre peligroso. Polonia quiere ser un país moderno, pero quiere conservar la asistencia social. Y eso es imposible.
–Europa no se quiere, dice Benedicto XVI.
–Una observación muy atinada. Para nosotros, los ciudadanos de la Europa central, Europa era el símbolo de la libertad, el paraíso. Ahora, Europa no cree en sí misma y no tiene un proyecto propio, europeo. Todo el mundo habla del mito americano, pero en Europa, donde sí vivimos bien, no parece que lo sepamos y lo valoremos.
–¿Qué nos pasa?
–Que vivimos un momento de gran confusión. Quizá todo tenga que ver con la pequeña y falsa revolución de mayo del 68. Estamos en bancarrota. Aquella falsa revolución fue reaccionaria porque luchó contra la legitimidad de la burguesía sin tener ningún ideal. Se luchó por el egoísmo del consumo. Nada en ella fue altruista. Fue una revolución para los niños que quieren vivir sin complicaciones.
–¿El cine europeo forma parte del mito europeo?
–No. El cine europeo existe, pero, tristemente, a los europeos no nos interesan nuestras cosas y solo vemos cine norteamericano.
–Que nos lo imponen.
–Porque Estados Unidos cree en sí mismo, y Europa, no. Nos gustan los vencedores o los que emergen. La prueba es que en Europa existe un interés por el cine iraquí, chino o coreano.
–Por novedad.
–Y porque se trata de países que saben acentuar los valores elementales. Nosotros, en Europa, hace ya muchos años que luchamos contra todos nuestros valores. Y he de reconocer que en eso tenemos bastante éxito.
–¿Qué valores hemos perdido?
–Los eternos. Hablo de la fidelidad, la integridad, el amor, el altruismo, la capacidad de sacrificio, tanto para la libertad como para el crecimiento personal. La libertad es un valor operativo, pero no es el último. El ser humano o crece o mengua.
–¿Ayuda a un director de cine ser católico?
–Ciertos mitos iluministas han provocado que en el mundo del espectáculo se tenga una gran reserva con todos los creadores que dicen abiertamente que son católicos. Se cree que la fe limita la libertad. Y eso es simplemente ignorancia.
–Un polaco valiente.
Como podria establecer un contacto con productor para proponer el libro recientemente publicado en
LA ULTIMA GENERACION de EL ARBOl, como propuesta para un video clip, o una pelicula.
Considero que seria de grande impacto y de mucho fruto para la expanción del Reino de Dios.