Sinopsis
Situadas en un pueblo alemán, varias familias viven el drama por la desaparición de un niño. Inmersos en su búsqueda, poco a poco van descubriendo un siniestro misterio que les conecta a través del tiempo y se destapan unas relaciones tan extrañas como perturbadoras.
Crítica
Oscuridad que brilla con muchísima fuerza
Dos han sido las series alemanas que me han cautivado en los últimos tiempos: Cómo vender drogas online (2019) y la que analizo hoy, Dark . Ambas geniales, sello de excelencia de origen teutón, cada una en su género y las dos igualmente brillantes. Si buscas humor, personajes a los que seguir y ese punto de crudeza que genera la pura realidad, escoges la primera.
La serie de Odar y Friese es otra cosa, es mucho más. Donde la otra logra conquistar con puntos originales y cómicos, Dark consigue someter al espectador a su despótico planteamiento. Un producto de 10, perfecto, sin fisuras aparentes, que brinda al espectador más fiel una recompensa incomparable, pero solo al que se aventura a descifrar este complejo mundo.
Comparaciones incomparables
Para el análisis tomaré un punto de partida especial: la comparación de esta serie con Stranger Things. Seguro que lo has oído, e incluso debatido. Es cierto que hay varios puntos similares, como el contexto ochentero (aunque en Dark termina siendo irrelevante por motivos obvios), la desaparición de un personaje en el arranque, los pueblecitos, las sospechosas corporaciones industriales o la mezcla de misterio y ciencia ficción como géneros estructurales.
Yo veo el parecido, no estoy ciego. Sin embargo, pienso que son como el agua y el aceite. Mientras la serie estadounidense ofrece nostalgia y entretenimiento mediante el humor infantil y adolescente, la alemana lleva al extremo la más absoluta frialdad para hacerte reflexionar sobre el peso que las decisiones individuales tienen sobre el destino del colectivo. No es la clásica lucha entre el bien y el mal, sino que has de ir colocando por ti mismo las piezas del puzle para ver el mapa completo y aceptar cómo es la propia existencia humana.
En Dark no hay risa, ni humor, ni elementos mínimamente cómicos. El espectador, aunque ignorantemente lo busque, no encuentra un ápice de felicidad, ni siquiera alegría. En Stranger Things disfrutas a cada paso con los protagonistas, siempre graciosos y entrañables. Los personajes de la producción teutona son fríos, pasivos y amargos.
Con quien también encuentra similitudes, aunque más de forma, es con Twin Peaks, sobre todo en la tipología de crímenes misteriosos, además del ambiente viciado, una atmósfera agónica que en todo momento te presenta situaciones de máxima tensión. Ambas series son de la mayor factura en el género sobrenatural.
Pero, como he dicho, Dark es muchísimo más profunda que la de los hermanos Duffer, para mi gusto más publicitada y promocionada. Su nivel desciende con el paso de las temporadas, y en la otra se mantiene e incluso aumenta. Sin ser necesariamente mal síntoma, Stranger Things es más inofensiva, y muchas de las situaciones cumbre se resuelven de manera sencilla y menos creíble. La producción alemana es seca, agónica, carente de humanidad, busca el análisis insondable de la especie humana, con todo lo que conlleva.
Ambas piezas excepcionales, pero completamente distintas. Una te va llevando de la mano con la metáfora del niño que se convierte en adolescente y la otra te suelta en el vacío para que vayas indagando con una observación mucho más exquisita y trascendente.
Más sobre Dark
Partiendo de una paradoja infinita, un círculo viciado que actúa como bucle para el mundo de Odar y Friese, la serie presenta un complicadísimo rompecabezas para la posteridad. Insuperable en su complejidad, va tejiendo a la perfección cada pieza hasta hilar un collage indescifrable para quien no haya estado atento.
¿El problema? Hay gente que la ha criticado negativamente porque se volvía más enredada a cada paso que daba. No estoy de acuerdo. Los guionistas buscan esto, al espectador espabilado, apasionado de las paradojas espacio-temporales y de la física cuántica, que dé todo a la hora de participar de esta monumental pieza artística.
Yo, por ejemplo, soy un adicto a estos planteamientos. Los he visto todos, de la tipología que sea. Soy un entusiasta del género. Cuando vi lo que Dark me proponía, me tiré de cabeza. Mi cerebro se llenó de teorías, especulaba en todo momento, apuntaba personajes en un papel imaginario. Mientras los creadores iban conectando las tramas subterráneas de la serie, yo iba recogiendo pedazos para componer la melodía final. ¡Y qué melodía!
Sin mucha rimbombancia en los efectos, pero con exquisitez en la fotografía de Summerer, la serie te lleva a lugares tan extraños como placenteros. Hay muchísimos elementos repetidos hasta la saciedad, espectaculares planos generales y también de detalle.
Y qué sería de la imagen sin el sonido. Ben Frost mezcla con brillantez su banda sonora con los planos. Es una música que aporta muchísimo al mensaje. Es fría, oscura, agonizante, tan sencilla en su composición como incisiva en el resultado. Una genialidad.
¡Qué decir de los personajes! Se ha alabado el gran logro de los creadores al escoger el reparto, desconocido entonces, pero acertado. Esto suma mucho, como también lo hace la gran caracterización: muy lograda y perfectamente definida. Algo que se une a la gran maestría con la que desarrollan y dan fin a sus arcos narrativos.
¡Cómo se aborrece una serie que no cierra a tiempo! Tantas nos han encandilado para después extender las temporadas sin sentido. Dark solo tiene tres, una para cada objetivo: presentación, conflicto y desenlace. Quizás, lo reconozco, la tercera condensa demasiados elementos, todos apelotonados, que podrían haberse desarrollado a la velocidad de las dos primeras. No lo veo tan grave. ¡Y cómo cierra! Un broche perfecto para la obra de arte. Nada más y nada menos, sin cabida a la interpretación.
El arte de lo escondido
Al margen de las influencias obvias que han tenido los creadores (agujeros de gusano de Einstein-Rosen, determinismo, tabla esmeralda, triqueta…) me gustaría hablar de las sensaciones que me ha transmitido Dark a lo largo de estos años.
A simple vista, lo fácil es quedarse con la propuesta superficial de la serie: todo está escrito, repetición en bucle, no es posible el libre albedrío. La libertad es uno de los dones más preciados que tiene el ser humano, y aquí se cuestiona soberanamente. Lo peligroso es quedarse ahí e incluso hacer una propia interpretación continuista.
Yo no lo veo así. Yo lo interpreto como una metáfora. El final de la serie, que apoya mi pensamiento al respecto, deja claro que todo lo vivido en el mundo de Dark ha sido consecuencia de un acontecimiento concreto, poco deseable, que acciona periódicamente el botón de reinicio. Y también señala cómo se ha arreglado.
La herida está curada, se ha enmendado el error. Los mismos protagonistas cuya existencia actúa como fallo en la matriz, son los que finalmente se sacrifican para enderezar el rumbo. Son las decisiones las que te hacen tomar un camino u otro: una decisión egoísta fue la que abrió la oscuridad, y una desinteresada, sacrificada por el resto, es la que salva al mundo.
El mundo de Dark es un cúmulo de despropósitos, una abierta caja de pandora que contenía los males del mundo. Rezumaba ambición, egoísmo, lujuria, violencia, envidia, mentira, acoso, incesto… una serie de pecados que se repiten infinitamente. No había un rayo de luz capaz de guiar a estos pobres desamparados. Incluso queriendo hacer el bien (lo podemos ver en el personaje de Adam), sus decisiones eran erróneas.
De un pecado se ha engendrado la muerte, vidas destrozadas con relaciones tóxicas y viciadas que iban haciendo la bola cada vez más grande. De un acto de amor, incluso romántico en el final, de sacrificio del todo por nada, vuelve la vida.
Ficha técnica

- Título Original: Dark
- Dirección: Baran bo Odar y Jantje Friese (creadores)
- Guión: Jantje Friese, Baran bo Odar, Martin Behnke, Ronny Schalk, Marc O. Seng
- País: Alemania
- Año: 2017
- Duración: 60 min.
- Género: Drama sobrenatural de misterio y ciencia ficción
- Interpretación: Louis Hofmann, Anna König, Roland Wolf, Oliver Masucci, Jördis Triebel, Sebastian Rudolph, Mark Waschke, Karoline Eichhorn, Stephan Kampwirth, Anne Ratte-Polle, Helena Abay, Harald Effenberg, Sebastian Hülk, Deborah Kaufmann, Ella Lee, Andreas Pietschmann, Walter Kreye, Peter Benedict, Christian Steyer, Leopold Hornung, Tatja Seibt, Lisa Vicari, Hermann Beyer, Angela Winkler, Peter Schneider, Stephanie Amarell, Carlotta von Falkenhayn, Arnd Klawitter, Anatole Taubman, Luise Heyer, Lena Dörrie, Julika Jenkins, Michael Mendl, Gwendolyn Göbel, Lisa Kreuzer, Hannes Wegener
- Productora: Wiedemann & Berg Television. Distribuida por Netflix
- Música: Ben Frost
- Fotografía: Nikolaus Summerer
- Estreno en España: 2017