Sinopsis
Earwig es una niña huérfana que ha convertido el orfanato St. Morwald´s en su particular campo de juegos. A diferencia de lo que cabria esperar, ella no aguarda ansiosa el día en que sea adoptada sino que pretende quedarse allí para siempre. Una mañana, una extraña pareja aparece en la institución y deciden adoptar a Earwig, que no se toma demasiado bien esta decisión. Tras llegar a su nueva casa se revela la verdad, la mujer que le ha adoptado - Bella Yaga- es en realidad una bruja que la acoge con el único fin de que sea su ayudante. La protagonista, lejos de desanimarse, decide tomarse esta situación como una oportunidad para hacer de esa casa su nuevo parque de diversiones.
Crítica
La esencia permanece
Fueron muchos los portales especializados en anime en los que saltaron las alarmas cuando se anunció que la nueva película del prestigioso Studio Ghibli, máximo responsable de la popularidad de la animación japonesa en el resto del mundo, iba a ser totalmente en CGI, en animación digital, abandonando la animación hecha a mano que tanto había caracterizado sus obras. Apenas tuvieron tiempo para aceptar esta situación cuando llegó el segundo impacto: Earwig y la bruja iba a estar dirigida por Goro Miyazaki, hijo del afamado director y fundador del estudio, Hayao Miyazaki.
Varios de estos portales ya condenaron la película durante el proceso de producción e incluso ahora, una vez estrenada, muchos críticos piensan que es una traición a la trayectoria del estudio y que vale la pena obviarla. Aunque hay que reconocer que para los seguidores de Ghibli puede resultar complicado al principio engancharse a la película y que tiene algún fallo en el desarrollo (como el abrupto desenlace), no se puede decir que el film sea de mala calidad o que no se reconozca el estilo y los temas que el estudio suele abordar en todas sus producciones.
Goro Miyazaki no gozo del mejor de los debuts en el mundo de la animación japonesa. Tras varios trabajos de ayudante de producción fue puesto al frente de la dirección de Cuentos de Terramar, adaptación de las novelas de Ursula K. Le Guin y estrenada en el año 2006. La película no tuvo una buena recepción ni entre los seguidores del anime ni de las novelas, especialmente después de que la autora reconociera sentirse decepcionada por la adaptación. En 2011, Goro intentara reconciliarse con el público al dirigir La colina de las amapolas, esta vez en colaboración con su padre, a cargo del guion.
En el caso de Earwig y la bruja, se temía que el estudio nipón hubiera optado por abandonar sus raíces y firmado una producción que rompiera con la tradición de la animación artesanal. No obstante, si algo ha demostrado su director es que la técnica no esta reñida con la esencia. En el transcurso de la película se observan constantemente elementos característicos que resultan familiares al espectador acostumbrado a las obras de Ghibli. Los temas importantes siguen ahí, aunque no sea bajo su estética habitual.
La película nos presenta a Earwig, una protagonista que encuentra la felicidad en una situación que a primera vista puede resultar adversa. Es una niña huérfana, pero ella no da importancia a esta condición, y prefiere centrarse en disfrutar todo lo que pueda de su infancia junto con sus compañeros, «manipulando» a los adultos, llegando a mostrar enfado cada vez que viene una visita al orfanato. «No aguanto cuando se nos quedan mirando, esto no es una juguetería», protesta.
Una vez es adoptada por la extraña pareja formada por Bella Yaga y Mandrake, la protagonista acepta el reto de conseguir controlar la casa y sus habitantes, como hizo en su momento con el orfanato. Esta simple premisa es usada por el director para profundizar en el trasfondo y pasado de los antagonistas que nos ofrecerán una visión mas completa de sus particulares circunstancias. Ambos están estancados en una vida monótona y aburrida, a primera vista impropia de seres con sus poderes y reduciendo el uso de la magia a fines bastante decepcionantes.
Bella Yaga dedica sus días a elaborar pociones, con efectos cuanto menos cuestionables, a cambio de dinero, mientras que Mandrake invoca a pequeños demonios para que le traigan un desayuno distinto cada día, mientras él se encierra en su habitación para trabajar en la publicación de su novela. A primera vista se podría decir que no hay ninguna razón para que estos dos personajes convivan. Ambos tienen los medios para ser independientes y parecen ignorarse mutuamente pues durante las comidas (único momento en el que coinciden) reina un silencio sepulcral.
La irrupción de Earwig en sus vidas es el elemento desencadenante del cambio. Lentamente, los habitantes de esa lúgubre casa, en la cual las ventanas están selladas y cuya puerta se desvanece una vez cerrada, van desempolvando viejos recuerdos que les trasladan a una época en la cual fueron mas dichosos. Unos tiempos en los que sus vidas eran mas sencillas, en la que se preocupaban solo del presente y en la que eran capaces de preocuparse por algo mas que no fueran ellos mismos.
Earwig y la bruja nos recuerda que centrar la vida en uno mismo es una decisión que con el tiempo nos acaba dejando vacíos sin que nos demos cuenta y que incluso, dependiendo de las circunstancias, puede ser un acto de cobardía. Es este tipo de mensajes profundos, encerrados en historias a primera vista simples y hermosas, lo que ha caracterizado siempre al Studio Ghibli, y la última obra de Goro Miyazaki no es una excepción a la norma.
La incursión del estudio en la animación 3D, en definitiva, debe tomarse como una buena noticia, como una declaración de intenciones de no quedarse atrás, de renovarse con tal de poder narrar historias que nos sigan embrujando.
Ficha técnica

- Título Original: Aya to Majo
- Dirección: Goro Miyazaki
- Guión: Hayao Miyazaki, Keiko Niwa
- País: Japón
- Año: 2020
- Duración: 82 min.
- Género: Animación Japonesa
- Interpretación: (Animación)
- Productora: Studio Ghibli
- Música: Satoshi Takebe
- Fotografía: (Animación)
- Estreno en España: Abril 2021