Título original: Edge of darkness. |
SINOPSIS
Thomas Craven es un hombre movido por el dolor y que busca la verdad después de que su única hija, Emma, haya muerto por una bala que la policía creía que iba destinada contra él. Destrozado por la inesperada muerte de su hija, el veterano inspector de policía de Boston busca respuestas y se enfrentará a cualquier cosa o persona que se interponga en su camino.
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CRÍTICAS
[Ramón Ramos, Colaborador de CinemaNet]
El regreso de Mel
Tras 7 años sin actuar ante las cámaras, Mel Gibson se pone a las órdenes de Martin Campbell en Al límite (Edge of darkness), un vibrante thriller en el que da vida a un policía que investiga el asesinato de su hija. Todo un padre coraje en busca de la verdad, un papel que recuerda a ratos al que interpretó en Rescate (Ransom, Ron Howard 1996 ).
El director de Casino Royale, Goldeneye y La máscara del Zorro cumple con oficio su trabajo. Una entretenida película que tiene más contenido del que aparenta en un principio. Conspiraciones políticas y corporativas de grandes empresas se esconden tras los hechos, y unas pinceladas de activismo ecologista completan el cuadro. El film en muchos aspectos no aporta nada nuevo, pero tampoco pretende hacerlo, y resulta tan entretenido que tampoco motiva a hacer una crítica negativa del mismo. No es nada del otro mundo pero cumple sus objetivos y cuenta con el carisma de Gibson demostrando que aun está en forma. Dispara, pelea, sangra, y sigue tan chulo y expeditivo como siempre, el Mel que todos queremos ver en la gran pantalla.
Contra las fuerzas oscuras
Thomas Craven, un maduro policía de Boston, acoge en su casa a Emma, su única hija, a la que hace tiempo que no ve. Inesperadamente sufre en la puerta del hogar un ataque brutal donde Emma se lleva la peor parte. De modo no oficial Craven investigará quién está detrás del atentado; sus compañeros de la policía creen que se trata de la venganza de un criminal relacionado con alguno de sus casos, pero nuestro hombre empieza a sumar razones que apuntan a que el ataque tenía que ver más bien con su hija, ingeniera nuclear, que trabajaba con una empresa privada, contratista de Defensa.
Poderosa adaptación de una miniserie británica de los 80, a cargo del mismo director, Martin Campbell. Se trata de un trepidante thriller que supone el regreso a la interpretación de Mel Gibson tras siete años de ausencia en las pantallas. Y recuerda a algunos títulos de Gibson, como Conspiración y Rescate. Destaca el ritmo endiablado, con golpes inesperados que te descolocan, y la composición de los personajes a base de lo que se diría trazos impresionistas, sin que tengamos en ningún momento su ‘foto completa’. El guión de William Monahan y Andrew Bovell funciona, crean una incómoda sensación de que fuerzas ocultas, con la connivencia de las autoridades, ponen en peligro la vida de los ciudadanos con métodos nada ortodoxos; una tupida telaraña de intereses y falta de escrúpulos, a la que debe enfrentarse el héroe corriente y moliente en solitario, el ‘amigo’ Mel, que compone bien su personaje.
No estamos ante una película de tesis -las críticas a la industria armamentísticas o la falta de ética de determinadas instancias paragubernamentales, encarnadas por el villano de Danny Huston, no dejan de ser excusas argumentales-, aunque sí se subraya la necesidad de un código moral para funcionar por la vida, en el intercambio que tiene Craven con su compañero interpretado por Jay O. Sanders. En tal sentido también proporciona un interesante contrapunto la némesis de Craven, el ‘arreglaproblemas’ Jedburgh (Ray Winstone), que empieza a cuestionarse sus acciones.
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