SINOPSIS
Sin un duro en el bolsillo, Johnny (Paddy Con-sidine) y Sarah (Samantha Morton) se instalan en un edifico de un caótico Nueva York habita-do por drogadictos, drag queens y una colorida diversidad de variopintos personajes, y tratan de convertir un entorno más propio de una película gótica de terror en un verdadero hogar. Desde tener que arrastrar un aire acondi-cionado de aspecto dudoso por todo Manhattan a trabajar en lo pri-mero que caiga en sus manos, todo se le hace cuesta arriba a la pareja. E incluso, mientras ellos ven América como un sitio lleno de desafíos, peligros y cosas extrañas, sus hijas parecen verla co-mo un lugar mágico donde puede pasar cualquier cosa, un lugar que podría liberarles de todo el sufrimiento que han venido arras-trando. En Halloween, Christy y Ariel (las hermanas Sarah y Emma Bolger) se atreven a llamar a la puerta del “hombre que grita”, un misterioso vecino suyo de nombre Mateo (Djimon Hounsou), y todo cambia. Cuando la familia se encamina a una crisis que parece de-finitiva, Mateo se convierte en su inesperado aliado en el territorio en el que pueden seguir existiendo la esperanza, la confianza e in-cluso la magia.
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CRÍTICAS
[Álvaro Pardinas Armisen – Colaborador de Cinemanet]
En América, una emocionante historia cotidiana
Un matrimonio irlandés se traslada con sus dos hijas a Estados Unidos para iniciar una nueva vida. Así de sencilla es la premisa de En América. Y en esa sencillez reside precisamente la grandeza de esta película, demostrando que lo único que hace falta para emocionar es una historia bien contada.
Su nueva etapa se inicia después de la muerte del hijo pequeño, Frankie. La familia se ve obligada a vivir en un barrio lleno de drogadictos, mendigos y toda clase de personas de los más bajos estratos sociales. Allí trabarán amistad con Mateo, un vecino de apariencia arisca pero que resulta tener un gran corazón. Y no tendrán para nada un aterrizaje sencillo: la falta de dinero y la dificultad del padre para conseguir trabajo les obligará a hacer auténticas piruetas para poder sobrevivir en la Gran Manzana.
Jim Sheridan hizo de En América una de sus obras más autobiográficas. Al igual que el padre protagonista, él también emigró a Estados Unidos con su familia para buscarse la vida en el mundo del teatro (Sheridan quería ser director, no actor). Tan personal es esta película para él que pidió a sus dos hijas que le ayudaran en la escritura del guión, pues ellas podían aportar el punto de vista de las niñas. El propio Sheridan afirmaba: “Muchas de las cosas que tienen lugar en la película nos sucedieron realmente a nosotros”.
Tan sencilla como la historia es el modo de contarla. No hay grandes artificios en ella. Simplemente lo que se nos cuenta: un relato intimista, que consigue compaginar perfectamente los momentos de alegría con los de tristeza y sufrimiento. Se trata de una película muy emotiva, pero que no busca el sentimentalismo fácil. Y lo consigue gracias a un excelente reparto de actores que, sin ser ampliamente reconocidos cumplen su papel haciendo que lo que se nos cuenta resulte creíble. Tanto la actriz principal, Samantha Morton, como uno de los secundarios, Djimon Hounsou (Mateo), fueron nominados al Oscar por sus interpretaciones.
Ojo: no por ser una obra sencilla está libre de momentos intensos. Sirva de ejemplo la escena de la feria, en la que vemos al padre en uno de los momentos más tensos de la película (no entro en detalles para no matar el interés).
La banda sonora que acompaña a la película es tan minimalista como el resto de elementos que la conforman, pero refuerza casi a la perfección los momentos de mayor dramatismo, convirtiéndose en algo tan bien acoplado que apenas se percibe, pero que se echaría de menos si faltase.
Quien haya podido ver En busca de la felicidad (bastante posterior a ésta) encontrará muchos elementos que le recordarán a la obra de Sheridan, pues ambas son historias de superación personal. Claro que en una el premio es un cambio externo y en la otra –en la que nos ocupa- lo importante es el cambio interior.
Sólo al terminar de ver En América uno se da cuenta de que todo aquello que estaba viendo, y que parecía una película normal, es en realidad una conmovedora historia, y que lo mejor que puede hacer es recomendarla.
Mi casa
El irlandés Jim Sheridan articula su historia a partir de recuerdos personales: él también fue emigrante en los Estados Unidos, y pudo soportar los momentos difíciles gracias a lo unido que estaba a su familia. Y le proporciona un punto de vista infantil, el de una de las niñas, que siempre lleva consigo su cámara de vídeo digital. El director de Mi pie izquierdo y En el nombre del padre logra que una mezcla explosiva (realismo y magia), funcione. De este modo entrega escenas de intenso dramatismo, como la de la feria, en que el padre se empeña en ganar a toda costa un peluche de E.T., símbolo de la añoranza de un hogar; los momentos en que es puesta a prueba la fe de los personajes; o la del desenlace, de intenso lirismo. Desentona en cambio la escena de cama, que rompe con la coherencia de mantener la mirada infantil. El reparto está estupendo, y no extrañan por tanto las nominaciones a los Oscar de Samantha Morton y Djimon Hounsou.
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