Del sereno arranque al angustioso desenlace, Paul Greengrass confirma su dominio absoluto de la puesta en escena, el tiempo narrativo y la tensión dramática, exprimiendo al máximo un guion lleno de matices. Todo ello, sin perder en ningún momento un veraz tono hiperrealista , una claridad narrativa sorprendente y una gran hondura dramática y moral en su descripción de los diversos conflictos interiores de los asaltados, los asaltantes y los rescatadores.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET
Título original: Captain Phillips
País: Estados Unidos
Año: 2013
Dirección: Paul Greengrass
Intérpretes: Tom Hanks, Barkhard Abdi, Catherine Keener, Max Martini, Chris Mulkey, Yul Vazquez, David Warshofsky, Corey Johnson.
Guión: Bill Ray; basado en el libro “El deber de un capitán: piratas somalíes, SEALS de la marina y días peligrosos en el mar” (“A Captain’s Duty: Somali Pirates, Navy SEALs, and Dangerous Days at Sea”), de Richard Phillips y Stephan Talty.
Música: Henry Jackman
Fotografía: Barry Acroyd
Distribuidora en cine: Sony Pictures Spain
Duración: 134 min.
Género: Thriller
Estreno en Estados Unidos: 11 de Octubre de 2013
Estreno en España: 18 de Octubre de 2013.
SINOPSIS
Basada en una historia real. El capitán de la marina mercante estadounidense, Richard Phillips, al mando del carguero “Maersk Alabama” fue retenido en 2009 por piratas somalíes, siendo el primer barco norteamericano secuestrado en doscientos años. Durante los angustiosos tres días que el capitán se encontró recluido por la banda de piratas, intentó, a través de su secuestro, mantener a salvo al resto de la tripulación, para servir él de moneda de cambio pidiendo un rescate por su persona.
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CRÍTICAS
[Marta Gª Outón – Colaboradora de CinemaNet]
En una época del cine en el que el panorama está dominado por superhéroes, Tom Hanks ha desarrollado una carrera fantástica interpretando personajes ordinarios en situaciones que ponen a prueba tu nivel de valentía y tu fuerza interior. El actor estadounidense ha protagonizado mayoritariamente películas cómicas (Larry Crow, nunca es tarde, The ladykillers), pero su verdadero reconocimiento ha sido por su participación en obras dramáticas (Philadelphia, Naúfrago) y de época, como Salvar al soldado Ryan o Forrest Gump; esta vez presenta un hecho real contemporáneo. Capitán Phillips nos habla de la dura experiencia que tuvo que superar un capitán de un barco carguero, primer barco estadounidense secuestrado después de 200 años, cuando éste es abordado por piratas somalíes y él retenido durante días hasta que intervino la flota de la marina para rescatarlo.
Tom Hanks ya fue ganador de dos Oscars por Philadelphia y Forrest Gump, pero su participación en Capitán Phillips puede realzar su carrera con un nuevo premio u nominación. Su fuerza interpretativa destaca la humanidad de sus personajes quienes, con poder y capacidades limitadas, especialmente emocionales, se sobreponen a experiencias límite y, como vemos en su nuevo papel, Phillips era idóneo para Hanks porque presenta una madurez física, intelectual y emocional que lo convierten en un héroe, un héroe ordinario, humano, pero un héroe. Aunque hay que recalcar que en el filme no existen ni buenos ni malos, sino víctimas, personas que en su situación particular, deben sobrevivir. En el drama comparten protagonismo cuatro piratas somalíes (a destacar al líder del grupo, Ali Barkhad Abdi, que absorbe la atención del espectador como Tom Hanks), actores sin experiencia, que son llamativos por su naturalidad a la hora de interpretar, por sus histrionismos histéricos frente a la serenidad y sensatez de Hanks, pero quienes, a pesar de su intervención violenta, en la película son humanizados (como niños que juegan con armas) y sus medidas justificadas a ser presentados como víctimas de unas circunstancias que los obligan a convertirse en criminales.
Paul Greengrass es un director británico, más conocido por la producción de la saga de Bourne, interesado en trasladar a la gran pantalla situaciones de conflicto de la realidad (como vimos en Greenzone, película sobre la búsqueda de las armas de destrucción masiva en Iraq, o Domingo sangriento, que habla del conflicto irlandés y británico). Aunque lleva una corta carrera cinematográfica desarrollada, su estilo documental al rechazar el empleo del trípode para los movimientos de cámara y al escoger como tramas hechos reales, ha influido en el género de acción (algo que han achacado muchos espectadores, agotados de la excesiva dinámica de la cámara en mano). Sus películas, casi siempre grabadas con tonalidades frías y muy contrastadas, que subrayan el dramatismo de la situación, donde predomina el significado de los silencios y de las miradas –la intensidad interpretativa- ponen a prueba la capacidad de los actores en escenas que son grabadas de corrido, sin cortes, donde los tecnicismos y estrategias académicas quedan a parte y donde tan sólo pueden apoyarse en el mimetismo con sus personajes («no teníamos que preocuparnos de las marcas o de la luz. La escena nos llevaba», asegura Tom Hanks).
La película Capitán Phillips se encuentra entre las posibles candidatas al Oscar, quizás no como ganadora del premio principal, pero puede que sea salvada por su actor protagonista.
[Jerónimo José Martín – COPE]
El inglés Paul Greengrass ha mostrado su capacidad para recrear fílmicamente trágicos sucesos reales en películas como Bloody Sunday o United 93, y sus dotes para el cine de acción trepidante en filmes como El mito de Bourne, El ultimátum de Bourne o Green Zone: Distrito protegido. Ahora, confirma todas esas cualidades en Capitán Phillips, vibrante reconstrucción del drama real del marino mercante estadounidense Richard Phillips, basada en el libro El deber de un capitán: piratas somalíes, SEALS de la marina y días peligrosos en el mar (A Captain’s Duty: Somali Pirates, Navy SEALS, and Dangerous Days at Sea), escrito por el propio Phillips y el periodista Stephan Talty. Lo ha convertido en guion Billy Ray, autor de otros dos libretos basados en hechos reales: El espía y El precio de la verdad.
La acción se desarrolla en 2009, y sigue los pasos del capitán Richard Phillips, al mando del Maersk Alabama, un inmenso carguero de pabellón estadounidense. Esta vez navega rumbo a Mombasa, por la ruta comercial del Cuerno de África, cerca de Yemen, abarrotado de contenedores, muchos de ellos con comida del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas. Casado y con dos hijos, Philips es un hombre equilibrado y meticuloso, que cuida de su barco y su tripulación, y extrema las medidas de seguridad. A pesar de ello, no puede evitar que el Maersk Alabama sea abordado por cuatro temerarios piratas somalíes, liderados por un tal Muse. En realidad, se trata de unos humildes y toscos pescadores que han sido obligados a hacerlo por un señor de la guerra de su país. El capitán logra dar la alarma a las autoridades internacionales, ocultar a la tripulación y gestionar con calma el rescate que solicitan los piratas. Pero la situación se le va de las manos poco antes de que llegue en su rescate la flota militar USA destacada en la zona, especialmente motivada, pues el Maersk Alabama es el primer barco estadounidense secuestrado en los últimos doscientos años.
Del sereno arranque al angustioso desenlace, Paul Greengrass confirma su dominio absoluto de la puesta en escena, el tiempo narrativo y la tensión dramática, exprimiendo al máximo un guion lleno de matices, el eléctrico montaje de su colaborador habitual Christopher Rouse y la vibrante partitura de Henry Jackman. Además, arranca unas interpretaciones excelentes a Tom Hanks —esa memorable secuencia final…— y al debutante Barkhad Abdi, que está siempre a su altura. Todo ello, sin perder en ningún momento un veraz tono hiperrealista —casi documental, a menudo cámara en mano—, una claridad narrativa sorprendente y una gran hondura dramática y moral en su descripción de los diversos conflictos interiores de los asaltados, los asaltantes y los rescatadores.
En este sentido, se agradece que el filme mantenga un tono neutro respecto a la apabullante operación de rescate, permitiendo que sea el propio espectador quien juzgue su concreta legitimidad ética. Queda así una película de gran intensidad visual y humana, que merece competir por los Oscar en unos cuantos apartados, por lo menos en los correspondientes a mejor director y actor.
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