Tan interesante como necesario es este valioso documental que analiza los pormenores de la industria del cine español a través de los testimonios de profesionales del sector en numerosas categorías. Un trabajo abigarrado, riguroso y honesto con una visión optimista dentro de la delicada realidad del momento presente. Sólo se echa en falta la voz del público y de la crítica especializada, que podría haber incidido en la necesidad de mejorar los guiones, ampliar los géneros, suavizar los tonos zafios y rebajar los enfoques partidistas y ofensivos.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Película: La pantalla herida. |
SINOPSIS
Una mirada directa, incisiva y crucial a la crisis actual en el modelo de financiación, producción, distribución y exhibición del cine español, sin censura alguna. Por primera vez se consigue reunir en coloquios a las figuras más relevantes e influyentes del cine español para discutir y analizar la profunda crisis que vive el cine en la actualidad y cuáles son las tendencias por la que podrá o deberá desarrollarse el nuevo modelo profesional e industrial del audiovisual en España.
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CRÍTICAS
[Jerónimo José Martín – COPE]
“Por primera vez se consigue reunir en diferentes coloquios a las figuras más relevantes e influyentes del cine español. Productores, directores, actores, distribuidores y exhibidores, además de representantes de entidades y administraciones nacionales como el Ministerio de Cultura, SGAE, FAPAE, Academia de Cine…, se ponen frente a las cámaras para discutir y analizar la profunda crisis que vive el cine en la actualidad y cuáles son las tendencias por las que podrá o deberá desarrollarse el nuevo modelo profesional e industrial del audiovisual en España. La pantalla herida es una mirada directa, incisiva y crucial a la crisis actual en el modelo de financiación, producción, distribución y exhibición del cine español, sin censura alguna”.
Así presentan sus productoras este valioso documental, escrito y dirigido por el madrileño Luis María Ferrández, Doctor en Cinematografía por la Universidad Complutense, profesor de diversas asignaturas en la Universidad Francisco de Vitoria, asesor y analista de guiones, segundo ayudante de José Luis Garci en “Holmes & Watson. Madrid Days”, y director y productor de ocho cortometrajes profesionales. Ciertamente, su trabajo es abigarrado, riguroso, honesto, y ofrece una visión muy completa de la realidad del cine español —más allá de propagandas y parcialidades—, a través de las declaraciones entrecruzadas de 43 profesionales destacados del sector, muy bien acompañadas por la sugerente banda sonora de José Sánchez-Sanz y hábilmente oxigenadas con fragmentos de grandes películas españolas y extranjeras. Así, Ferrández afronta la crisis de la exhibición en salas, la reducción de las subvenciones por parte del Gobierno, la quiebra de confianza del público español en su cine, la tragedia de la piratería, la excesiva politización partidista de muchas películas y de destacados representantes del cine español, las corruptelas al cobrar las subvenciones, el excesivo papel impulsor de las televisiones… Es decir, unas cuantas cuestiones peliagudas, algunas de ellas ninguneadas a menudo por los medios de comunicación.
Por su valentía, claridad, sinceridad y hondura, destacan las jugosas declaraciones de Susana de la Sierra, actual Directora General del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), que cuestiona el actual sistema de asignación de subvenciones —sobre todo los comités que las deciden— y deja entrever su imposibilidad de modificarlo sin que se le eche encima gran parte del cine español. En este sentido, también se intuye que no está tan lejos de la realidad la frase de Federico Fellini incluida en el impactante cartel de la película, con un amenazante cuchillo sobre una butaca de cine: “El negocio del cine es macabro, grotesco, una mezcla de partido de fútbol y un burdel”. De todas formas, el tono final es más bien optimista, pues acaba subrayando las animadoras declaraciones de los profesionales más jóvenes —como Eduardo Chapero-Jackson— y de los más veteranos —como el ya nonagenario director artístico Gil Parrondo, ganador de dos Oscar y cuatro Premios Goya, que rememora su carrera a lo largo del filme—, muy alejadas de las derrotistas, quejosas, reivindicativas e ideológicas palabras de otros muchos, incluido el productor y exhibidor Enrique González Macho, reelegido hace poco Presidente de la Academia del Cine.
Sólo se echa en falta la voz del público y de la crítica especializada, que podría haber diseccionado más a fondo el concreto producto que ofrece el cine español, y haber incidido con mayor intensidad en la necesidad de mejorar los guiones, ampliar los géneros, suavizar los tonos zafios y rebajar los enfoques partidistas y ofensivos. En todo caso, es una producción necesaria y sanamente polémica, que habría que proyectar en universidades y colegios, y actualizar cada cierto tiempo para analizar fenómenos como el tsunami taquillero de “Ocho apellidos vascos”, significativo de la sinrazón o fragilidad de algunas de las argumentaciones seleccionadas en “La pantalla herida”.
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