Las historias de amor y espionaje durante la II Guerra Mundial continúan su tradicional rumbo exitoso con esta «Aliados» de estilo clásico. Emocionante y hermosa, la película de Robert Zemeckis cuenta con todos los elementos para permanecer en el recuerdo.
ESTRENO RECOMENDADO POR CINEMANET Título original: Allied. |
SINOPSIS
Cuando el coronel Max Vatan (Brad Pitt) aterriza en Casablanca durante la ocupación nazi, poco se espera que además de una ración de balas alemanas dirigidas a su cráneo encontrará un flechazo de Cupido. Ella es Mariane Beauséjour (Marion Cotillard), espía francesa y compañera forzosa de misión con la que llegará a casarse. El problema llega cuando, instalados ya en Londres, los servicios de espionaje británicos informan al coronel Vatan de que su mujer, con la que ha tenido una hija, puede ser una espía de los nazis.
¡Debate esta película en nuestros foros!
CRÍTICAS
[Enrique Almaraz, Colaborador de Cinemanet]
El espionaje y las historias de amor encuentran un espacio de especial confort en la II Guerra Mundial. El caso verídico de unos espías infiltrados que se enamoraron durante esta contienda y acabaron enfrentándose entre sí al descubrir la verdad fue el punto germinal para el guionista Steven Knight en el desarrollo de este argumento. Robert Zemeckis se pone tras la cámara para añadir una perlita más a una filmografía construida gracias a películas que, unas mejores y otras peores, no se olvidan. “Aliados” pertenece al primer grupo.
Un arranque estupendo, casi mudo, sirve para retroceder en el tiempo y en el cine hacia una estética y un formato identificables con la era dorada. No en vano, en un sutil ejercicio subliminal, ha sido precisamente Casablanca el lugar elegido para el encuentro de los protagonistas y su misión. Max Vatan (Brad Pitt) es un expeditivo oficial parco en palabras y con un enorme sentido del deber, aunque para ello los cauces protocolarios no sean siempre el sistema escogido.
Por su parte, Marianne Beauséjour (Marion Cotillard) es una eficaz agente de la Resistencia capaz de encandilar a propios y extraños, amigos y enemigos, con su inmenso carisma. Durante un trayecto por la ciudad, ella afirma que “ser bueno en este trabajo no tiene nada de hermoso”. Parece una frase sentida, de las que se pronuncian sin subrayado pero precedidas de una profunda meditación. Sentida es y sentido da a los acontecimientos posteriores.
La introducción, prolongada con buen pulso, consigue imbuir al espectador y hacerle olvidar, si es su caso, la trama fuerte que haya podido descubrir a través de la sinopsis o del tráiler, tan chivatos ambos. La posibilidad de que Marianne sea una agente doble ocupa la segunda parte de la película, ya en Londres. Es ahí donde entra en juego esa dicotomía entre el deber y el amor, envuelta en grandes dudas y enorme tensión. Tal situación y en momentos tan peligrosos en los que cada detalle cuenta contribuye al cauce de la película donde los protagonistas juegan la mejor mano de un reparto muy acertado.
Si Pitt es una gran percha igual para traje o uniforme, Cotillard —salpicada contra su voluntad por los rumores en el tema álgido del sensacionalismo en el Hollywood reciente— se reafirma como la actriz que nada chocaría si algún mago juguetón se decidiera a insertarla en películas de los años 40. Nadie como ella luciría el vestuario retro: admirarla, por ejemplo, con boina trae a la memoria los nombres de otras intérpretes europeas como Greta Garbo, Ingrid Bergman o —por coincidencia de pasaporte— Michèle Morgan. Un prodigio de vestuario a cargo de Joanna Johnston.
Con una estética y un estilo que bien podrían haber situado el rodaje en décadas precedentes —llegado el caso, con algún retoque o ajuste—, la película convive entre dos tonos de manera admirable, en una muestra de estilo prácticamente relegada al archivo. Patrick McCormick, productor ejecutivo, la define como una historia de vidas dobles conmovedora en el plano humano. A esto podría añadirse un reconocimiento a su clasicismo y a su hermosura en la forma y en el fondo, emocionante en toda la extensión del término, que cumple los requisitos para la perdurabilidad. ¿Existe algún motor mejor que el amor?
[Guille Altarriba. Colaborador de CinemaNet]
Si algo se le puede reconocer a Robert Zemeckis es ser un tipo polifacético. A lo largo de su prolífica carrera como cineasta ha dirigido desde dramones con Tom Hanks –“El vuelo”, “Náufrago” o, en clave más positiva, el icono pop “Forrest Gump”– a cintas de aventuras –entre ellas, la magnífica trilogía de “Regreso al futuro”-, pasando por la fantasía de “Beowulf” o la ciencia ficción de “Contact”. Este gusto por la macedonia de géneros aflora de nuevo en su último estreno, “Aliados”.
Lo último de Zemeckis es un blockbuster bélico ambientado en la trastienda de la 2ª Guerra Mundial. Es un thriller de espionaje marital, una revisión vintage y adusta de la comedia bufa “Sr. y Sra. Smith”. Es un drama romántico sobre los efectos de la campaña militar en los que se quedan. Es una cinta de acción en la que vuelan balas, se abaten nazis y se asaltan prisiones de pueblecitos ocupados de la campiña francesa. “Aliados” es todo eso: un poti-poti del que Zemeckis, de alguna forma, sale airoso.
Brad Pitt regresa a las trincheras que ya visitó en “Fury” y en su versión gamberra, “Malditos bastardos”, pero es su partenaire, Marion Cotillard, quien merece los aplausos. La interpretación entre afectada y eficaz de la misteriosa francesa insufla vida a una película de altos vuelos que, sin embargo, tampoco cuenta nada nuevo. Desde el punto de vista de los valores o el trasfondo, lo de siempre: el amor auténtico prevalece, ése que trasciende banderas y es capaz de llegar al sacrificio por el otro.
En definitiva, “Aliados” es una propuesta entretenida, con cierta frescura debido a la elección de sus localizaciones –siempre es agradable visitar Casablanca tras Humphrey Bogart, y los bombardeos en Londres vuelven a encoger el corazón antibelicista- y al ritmo de un guion que flirtea los géneros con soltura para volver a lo de siempre. Hollywood en todo su esplendor: nada nuevo bajo el sol, pero bien contado.
¡Debate esta película en nuestros foros!