Sinopsis
Steven (Colin Farrell) es un eminente cirujano casado con Anna (Nicole Kidman), una respetada oftalmóloga. Viven felices junto a sus dos hijos, Kim y Bob. Cuando Steven entabla amistad con Martin (Barry Keoghan), un niño de dieciséis años sin padre, a quien decide proteger, los acontecimientos dan un giro siniestro. Steven tendrá que escoger entre cometer un impactante sacrificio o arriesgarse a perderlo todo.
Crítica
Esa cámara tan incómoda
Desde el primer segundo, El sacrificio de un ciervo sagrado es una oda a la incomodidad. Sus primeros compases nos plantan en la cara un órgano latiendo durante una operación quirúrgica a corazón abierto. Un bulbo palpitante y sangriento que sirve de metáfora al resto de esta cinta firmada por el griego Yorgos Lanthimos, que vuelve a transitar la inquietud y desolación presente en sus dos películas anteriores, Canino y Langosta.
Como en esta última, aquí el argumento tampoco se conjuga demasiado bien con la verosimilitud: Lanthimos nos introduce en un cuento retorcido y macabro, un pozo en el que se va sumergiendo el cirujano protagonista, Steven, junto a su familia. El sacrificio de un ciervo sagrado, pues, es una obra de terror a plena luz del día, que basa su capacidad de inquietar en la decisión del director de incomodar al espectador usando todos los recursos a su alcance.
En esta línea, vemos como rompe las convenciones de lo “correcto” en términos de puesta en escena: Lanthimos encuadra a los personajes dejando el espacio del plano en el lado que no toca, mueve la cámara cuando “debería” dejarla quieta, sitúa físicamente el punto de vista varios pies por encima de lo habitual… todo ello nada directamente contra la corriente de lo que estamos habituados a ver en el cine narrativo, lo que nos introduce, casi sin querer, en la sensación de que “algo va mal”.
Este desasosiego concitado por las elecciones formales se manifiesta también en el uso de la música –un híbrido extraño, como una orquesta mutante- y en la dirección de actores. Colin Farrell, Nicole Kidman y –sobre todo- el joven Barry Keoghan ofrecen unas interpretaciones irreales, frías y artificiales: un hieratismo exasperante que conjuga con la intención general de esta cinta, lo que venimos apuntando desde el inicio. El sacrificio de un ciervo sagrado no contiene sustos ni salas oscuras, pero difunde un horror muy particular a partir de los elementos técnicos y narrativos a disposición del cineasta.
No obstante –a mi juicio- todo lo que la película consigue en el plano formal se diluye en el apartado temático. Yorgos Lanthimos parece disfrutar tanto en su experimento que deja de prestar atención a qué ocurre, al tema de la película: disociada de la realidad, uno apenas puede leer la película como un relato de venganza o de maldiciones. Estirando mucho, se puede extraer la reflexión de que la justicia del ojo por ojo –que guía al antagonista de esta película- evidencia la imposibilidad de reconocer que perdonar es posible.
Aun así, esto último requiere salir de la película y utilizarla como trampolín o punto de partida filosófico. El sacrificio de un ciervo sagrado no llega a tanto: se queda en un ejercicio de estilo que explora las posibilidades de la puesta en escena para suscitar una sensación constante de tensión y miedo cerval. Una propuesta interesante desde este punto de vista que, no obstante, en CinemaNet no podemos recomendar por su falta de profundidad temática.
Ficha técnica

- Título Original: The Killing of a Sacred Deer
- Dirección: Yorgos Lanthimos
- Guión: Yorgos Lanthimos, Efthymis Filippou
- País: Reino Unido
- Año: 2017
- Duración: 109 min.
- Género: Terror, thriller sobrenatural
- Interpretación: Colin Farrell, Nicole Kidman, Barry Keoghan, Raffey Cassidy, Sunny Suljic
- Productora: Element Pictures / Film4 / New Sparta Films. Distribuida por A24
- Música: --
- Fotografía: Thimios Bakatatakis
- Estreno en España: 1 de diciembre 2017