[Miguel-Fernando Ruiz de Villalobos – Vicepresidente de CinemaNet]
«A True History» (una historia verdadera) es un enunciado que últimamente se ve repetidamente en las películas que nos llegan de todas las cinematografías. No es que anteriormente el cine no se hubiera basado en historias reales para crear películas de ficción, pero sí es un hecho, por lo tanto es cierto, que en los últimos años han proliferado de forma sorprendente las películas de ficción que se basan en “historias verdaderas”.
Si hacemos un rápido repaso a la actual cartelera de nuestros cines nos encontraremos con una larga lista de películas de ficción (no documentales) inspiradas, basadas o que recogen algún hecho real. Y si no veamos: Capitán Phillips, Camilla Claudel 1915, Mandela: Del mito al hombre, El lobo de Wall Street, La gran estafa americana, Al encuentro de Mr. Banks, Xingu. La misión al Amazonas o The Monuments Men. Y antes se vieron Una vida sencilla, 12 años de esclavitud, El único superviviente, Jobs, Rush y Kon-Tiki, por mencionar a las más cercanas en el tiempo.
Y vendrán Philomena, Emperador, Dallas Buyers Club y Jimmy P (Psicoterapia de un indio de las llanuras), entre otras muchas que a lo largo de año irán trufando los cines españoles de películas con el inevitable “A True History”.
La pregunta, insidiosa si se quiere, pero necesaria, sería ¿si es que faltan ideas, historia imaginarias, de cualquier género?, o que el cine, al igual que la propia sociedad, se ha tomado muy en serio el ser testimonio de la realidad circundante, sin olvidar por ello su función de espectáculo y el ejemplo más reciente es The Monuments Men.
Seguramente no hay una respuesta clara y precisa y la combinación de ambas circunstancias, a la que se añade la cantidad de películas que se basan en la literatura (algo que ocurre desde la aparición del cine, pero que en los últimos años se ha disparado), han creado una cinematografía, hasta cierto punto, al servicio de los hechos reales o de los best-sellers.
Desde un punto de vista objetivo no es ni bueno ni malo, son nuevas tendencias en una industria que lucha por sobrevivir en este boom tecnológico que se vive en las primeras décadas del siglo XXI, pero desde un punto de vista subjetivo, uno añora los viejos e imperecederos guiones de los grandes que ha dado el cine, desde los maestros de Hollywood a los maestros europeos, pasando por los incuestionables cineastas orientales.
Quizás, como tantas cosas en este momento histórico, la imaginación cinematográfica también está en crisis, pero la esperanza es que la capacidad imaginativa del ser humano se recupere a lo largo del asentamiento de la tecnología y se vuelva a disfrutar de la misma calidad de aquellos clásicos guiones que han hecho del cine una caja mágica de sorpresas y sueños, sin que por ello el “A True History” deje de tener su importancia y su significado. Todo sea por el bien del cine, que en definitiva, se mire como se mire, es lo que importa.
Pensamientos: “Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes” (Kalilh Gibran 1883-1931)