«Malas madres» es una comedia tontorrona y pretendidamente gamberra que, a pesar de sus constantes bromas escatológicas y humor sexual grosero, tiene algo de brillo en su fondo. Un interior tierno con un exterior espinoso (y zafio).
Título Original: Bad Moms |
SINOPSIS
Como la mayoría de las madres modernas, Amy (Mila Kunis) cuida de todos menos de ella misma. Su vida es perfecta: un matrimonio feliz, hijos de sobresaliente, una casa preciosa y un pelo perfecto los 365 días del año. Pero todo esto es solo apariencia y Amy está a punto de estallar: sobrecargada de trabajo y de compromisos y demasiado cansada para aguantar una sola petición más, arrastra a otras dos madres superadas a un atracón de locura, libertad, y diversión. Pero se cruzan con la líder de la asociación de padres y madres, una devota del ideal de ‘madre perfecta’.
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CRÍTICAS
[Guille Altarriba. Colaborador de CinemaNet]
Mirada con buenos ojos, “Malas madres” empatiza con buena parte de las madres contemporáneas de clase media: inmersas en mil batallas diarias, agobiadas intentando conciliar trabajo y familia… Con estos mismos ojos, el corazón de la película es hasta tierno: las “malas madres” del título no son otra cosa que las madres que aceptan sus errores, sus fallos y sus limitaciones pero que quieren a sus hijos con locura. Digo mirada con buenos ojos porque a ojos de un espectador más neutral, “Malas madres” parece más bien fruto de un revolcón entre “Project X” y “La boda de mi mejor amiga”.
La película de Jon Lucas y Scott Moore es grosera, desde luego, y se regodea en su obscenidad –baste como ejemplo la secuencia en la que una de las tres madres protagonistas enseña a las otras dos cómo se lame un glande no circuncidado-. “Malas madres” se encuentra a medio camino entre su voluntad de épater le bourgeois, con guarradas slapstick y sexo sin compromiso, y su intención de resultar tierna a ratos –las tomas durante los créditos o alguna escena del metraje entre madre e hijos-. Cabe destacar, por otro lado, el papel casi de antagonistas que realizan los padres en la película: excepto el interés romántico de la protagonista, el resto de hombres que se pasean por la historia son tratados como vagos, ausentes u opresivos.
El plantel de personajes de la película muestra cuatro clichés de madres modernas –la estresada con el trabajo, la ama de casa compulsiva, la que descuida a su hijo y la mujer florero rica-, y las actrices ponen cierto empeño en el papel. Aunque Kristen Bell y Kathrin Hahn no trascienden el rol de comparsas y apoyo cómico algo burdo, Mila Kunis derrocha carisma como la protagonista, Amy. El trabajo de la actriz sienta como un guante al personaje, otorgándole la cercanía y el encanto que necesita para hacerlo creíble.
En lo tocante al humor –no olvidemos que “Malas madres” es una comedia-, resulta bastante básico y tontorrón, pero logra arrancar alguna sonrisa. No es una cinta para niños y es sin duda faltona y maleducada, pero tiene un cierto punto simpático. En definitiva, la película es como una perla escondida en una pila de excrementos: su mensaje de fondo es sincero y hasta bueno pero el envoltorio es un cúmulo de chistes escatológicos de “a ver quién la dice más gorda”.
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