Sinopsis
Año 2045. Wade Watts es un adolescente al que le gusta evadirse del cada vez más sombrío mundo real a través de una popular utopía virtual a escala global llamada "Oasis". Un día, su excéntrico y multimillonario creador muere, pero antes ofrece su fortuna y el destino de su empresa al ganador de una elaborada búsqueda del tesoro a través de los rincones más inhóspitos de su creación. Será el punto de partida para que Wade se enfrente a jugadores, poderosos enemigos corporativos y otros competidores despiadados, dispuestos a hacer lo que sea, tanto dentro de "Oasis" como del mundo real, para hacerse con el premio.
Crítica
Más allá de Spielberg
Steven Spielberg en su salsa: años 80 + ciencia ficción + anhelo de la infancia y necesidad paterna/materna. Todo ello, en Ready Player One. ¿Cuál es el resultado? Una película muy entretenida -para aquellos a quienes gusta este tipo de historias y cine-, pero que no va a pasar como una de las grandes del Rey Midas de Hollywood.
Estamos en 2045 –no parece casualidad esta fecha elegida–, en un mundo distópico. Concretamente, en un triste, sucio y gris barrio de chabolas, puestas una encima de la otra, cual edificios de dudoso equilibrio. Wade Watts –un irreconocible Tye Sheridanque debutó como niño en El árbol de la vida, en 2011– vive con su tía, en “un pequeño rincón de la nada”, como dice. Para más señas, es huérfano de padre y de madre.
En su barrio habitan miles de personas hacinadas que, para evadirse de la realidad, se refugian en OASIS, una realidad virtual creada por el difunto James Halliday –interpretado por el ya “actor fetiche” de Spielberg Mark Rylance–, donde “puedes ser lo que quieras ser y hacer todo lo que quieras hacer” a través de un avatar; es decir, en completo anonimato. Se trata de un lugar perfecto en el que, quien quiera, puede competir para encontrar el “huevo de pascua” que dejó Halliday antes de morir, y convertirse en el heredero de su fortuna.
Watts, bajo el avatar Percival y con la ayuda de otros -especialmente de Samantha / Art3mis (Olivia Cooke)- parece dispuesto a conseguirlo. No obstante, Nolan Sorrento (Ben Mendelsohn), empresario con un ejército de empleados avatares a su disposición, está dispuesto a lo que sea para impedírselo.
Al parecer, la película se aleja mucho del bestseller que adapta, cuyo autor, Ernest Cline, también firma el guion, junto a Zack Penn. En las redes, unos dicen que la mejora y otros, que les habría salido más barato no comprar los derechos –cambiando el título– de algo que ni llega a los talones al original. No lo sé, porque no he leído la novela, pero, sinceramente, esta nueva historia del director de Cincinnati me ha animado a hacerlo.
Y es que Ready Player One te hace pasar un muy buen rato; tiene momentos divertidos, llenos de acción, y plantea temas interesantes sobre qué estamos haciendo con nuestro pequeño maravilloso mundo y si no nos estaremos aislando demasiado en un mundo virtualmente falso. Aun así, solo los plantea, todo hay que decirlo: no da para más -mejor era, en este sentido Minority Report.
Ready Player One es un baño ochentero en un futuro próximo. Es lo que está de moda: al éxito de Stranger Things me remito. Aunque a Spielberg no le guste el “cine para televisión”, porque dice que no es auténticamente cine, aquí lo imita. Pero también se imita a sí mismo, y a sus amigos, con centenares de referencias, imposibles de ver todas en un solo pase: Parque Jurásico y su T-Rex, Gremlins, Regreso al Futuro y el DeLorean, el Chucky de Muñeco diabólico, Los Goonies, King Kong, Bitelchús, Star Wars, Ciudadano Kane, El gigante de hierro y un largo etcétera. Y etcétera, etcétera.
Que sí: Steven Spielberg sigue siendo un Midas. Consigue abrazar distintas edades y, así, atraer público variado a sus historias. Esta no es una excepción. Además, se nota que es él, por ese deseo de volver a la infancia tan presente aquí o, mejor, por esa importancia que da a no olvidar el niño que todos hemos sido -¿no os suena E.T.?-. Sin embargo, se echa de menos a su casi siempre mano derecha musical, John Williams, que estaba trabajando en la otra reciente de Spielberg, Los archivos del Pentágono. No todo el mundo es capaz de trabajar en dos películas casi a la vez como el Midas.
Entonces, ¿qué se va a encontrar el que decida ir a ver Ready Player One? Primero, lo que digo: una película muy entretenida para quien le guste este tipo de historias futuristas, pero sobre un futuro que parece muy cercano. Un guion bien llevado y unas actuaciones –especialmente la de Sheridan– bien trabajadas, aunque personajes un poco planos.
Y, segundo, algo de reflexión sobre el mundo que estamos construyendo -ode-construyendo, claro-. No me parece que haya que esperar una profunda reflexión, repito: Spielberg es un mago del entretenimiento, pero no siempre juega en su terreno cuando tiene que profundizar. Que lo del 2045 no es casualidad, como decía al principio: es el año que los transhumanistas usan para hablar del momento singular.
Ese en el que podremos ser inmortales -dicen-. El planteamiento de Ready Player One es muy claro: unos, los ricos, podrán ser parte de este momento; otros, los pobres…, mejor no hubieran nacido. Es ahí donde Spielberg mete su cuña: ¿de verdad queremos ser inmortales así? ¿Qué es lo que nos hace más propiamente humanos, sino las relaciones? No hay spoiler en lo que digo.
Y podríamos seguir. Es más, deberíamos hacerlo. Pero esto es más allá de la película de Spielberg.
Ficha técnica
- Título Original: Ready Player One
- Dirección: Steven Spielberg
- Guión: Ernest Cline, Zak Penn (Novela: Ernest Cline)
- País: EEUU
- Año: 2018
- Duración: 140 min.
- Género: Aventuras, ciencia ficción
- Interpretación: Tye Sheridan, Olivia Cooke, Ben Mendelsohn, Mark Rylance, Simon Pegg, T.J. Miller, Hannah John-Kamen
- Productora: Warner Bros. / Amblin Entertainment / De Line Pictures / Village Roadshow Pictures / Reliance Entertainment
- Música: Alan Silvestri
- Fotografía: Janusz Kaminski
- Estreno en España: 28 de marzo 2018