Sinopsis
Nos encontramos con Beth Harmon, una huérfana en plena Guerra Fría dotada de una extraordinaria capacidad para el ajedrez. Su objetivo, ser la mejor del mundo mientras combate contra su adicción a las drogas.
Crítica
Quizás la poca publicidad que Netflix le ha dado antes de estrenarla ha hecho que el subidón sea todavía más grande. Siempre hay hype, pero en este caso no es exagerado, visto el producto final de Gambito de dama. La nueva miniserie de Scott Frank (Logan) ha conquistado a la audiencia y generado un gran alboroto en las redes sociales. Todos están hablando del último éxito de la plataforma de streaming, y con razón.
Adaptación y efectividad
Crítica y fenómeno fan suelen ir de la mano para aplaudir las ideas originales y, aunque la creación de Frank sea una gran adaptación de la novela homónima de Walter Tevis (1983), el producto final sí fructifica dada la destreza del relato. Los creadores incluso cogieron la figura de Bobby Fisher para plasmarla en Beth Harmon.
Pudiera parecer que la historia pretende hablarnos del ajedrez o que busca hacer el acostumbrado discurso feminista. Sin embargo, estamos ante un falso biopic que a mi parecer tiene el objetivo de concienciar sobre la carga de un gran maestro de este menos conocido deporte (curioso el montante de los premios del momento comparado con los cientos de miles de la actualidad).
No es nada revelador, cualquiera que conozca el juego sabe de su majestuosidad, de las experiencias que brinda y la adicción que genera al que lo controla mínimamente. Sí se puede destacar que en cada capítulo den a conocer algunas de las estrategias más conocidas, ciertos movimientos clásicos e incluso los puntos inteligentes en ataque y defensa. Pero no mucho más.
Gambito de dama muestra otra faceta, no tanto del éxito de la joven protagonista, sino de lo que le supone ese triunfante recorrido. Habla de la soledad del campeón, de lo que va sacrificando a cada paso que crece como competidora profesional. Y, sobre todo, de cómo combate para no sucumbir ante esas adicciones que le han servido como vía de escape de traumas del pasado y tensión propia a la competición.
La serie lo hace, como he dicho antes, mamando de El caso Fischer (2014). La película protagonizada por Tobey Maguire influyó en Frank para desarrollar una historia no tanto sobre el ajedrez, sino más sobre la persona. El director gestiona este planteamineto marcando una pauta de un mayor número de planos de personaje que del tablero, estos reducidos a movimientos rápidos propios a la exigencia del formato.
De esta manera prospera a la hora de nutrir un relato personalista. Interesa dar importancia a Harmon, a su expresividad, a cómo reacciona ante cada acción del oponente, incluso a su gestualización. Como he dicho, no trata del ajedrez, sino de la persona que hay detrás del juego.
Eso sí, a la par de este logro principal están los objetivos, para mí, secundarios: hacer que el espectador disfrute viendo las partidas de un deporte nada explotado por la publicidad ni los medios, y también poner énfasis en la complicada situación que pudiera atravesar una mujer en un mundo de hombres.
Otro acierto lo encuentra en la ambientación. Cuida a la perfección la contextualización de la protagonista. Dignas de mencionar son la gran recreación del vestuario y la decoración, así como la presentación de los exteriores. Todo ello da credibilidad al discurso de Frank, que pone como telón de fondo el clásico enfrentamiento por la supremacía mundial entre Estados Unidos y la Unión soviética.
El producto está bien acompañado por la fotografía del curtido Steven Meizler (Minority Report, Armaggedon, La Guerra de los mundos…) y la música del compositor Carlos Rafael Rivera.
Sobre el reparto
Espacio reservado para Anya Taylor-Joy (La bruja, Múltiple), joven actriz que ya había destacado en algún estreno, pero que en Gambito de Dama se ha doctorado. El creador consigue sacar el máximo jugo de su interpretación al lanzarla a su suerte en un contexto de época como es el de los 60 y 70. Todo le favorece y los diálogos hacen que se crezca. El resto lo pone su talento.
La intérprete inglesa lo tiene todo para deslumbrar en pantalla. No muchos actores mantienen como ella toda su presencia frente a la cámara. No es solo una cara especial que engancha al televidente, es también la expresión tan potente que despliega con a veces solo una mirada. Ella es la escena, te crea adicción, hace que quieras verla en cada plano. Consigue enamorarte en todos los sentidos y en cada momento de la ficticia vida de su personaje.
En esta línea, ha dado un salto enorme en su estatus. Ha pasado sin duda a ser una de las artistas de cine jóvenes más increíbles del momento.
Le viene como anillo al dedo representar un papel de estas características, una huérfana marcada por acontecimientos terribles. Frente a la cámara, todo su ser manifiesta lo que pide Harmon. Lleva a la perfección su rol de víctima de un sistema fallido, tantas veces machista (aunque la serie no incide mucho en esto).
Sobre todo, borda las idas y venidas de una persona emocionalmente inestable. Es una ganadora, la mejor del mundo, su objetivo es someter a todos los enemigos para sentir esa seguridad afectiva que nunca tuvo por motivos obvios. Taylor lo hace muy bien, sabe cómo expresar ese juego de luces y sombras en cada episodio. Domina el terreno y lo explota a su conveniencia, tanto para mostrar a esa fina y firme concursante como para enseñar al espectador lo que hay detrás, una delicada e insegura mujer cuyo corazón está cerrado a cualquiera.
Destacable también la interpretación del veterano Bill Camp (Lincoln, 12 años de esclavitud), haciendo del bedel del orfanato, el británico Thomas Brodie-Sangster (saga El corredor del laberinto), que sigue dando ese aspecto de niño, y nuestro querido Harry Melling (Dudley en la saga Harry Potter).
Ficha técnica
- Título Original: The Queen's Gambit
- Dirección: Scott Frank, Allan Scott (creadores)
- Guión: Scott Frank (novela de Walter Tevis)
- País: Estados Unidos
- Año: 2020
- Duración: 60 min.
- Género: Miniserie de drama sobre ajedrez y Guerra Fría
- Interpretación: Anya Taylor-Joy, Bill Camp, Moses Ingram, Christiane Seidel, Rebecca Root, Chloe Pirrie, Akemnji Ndifornyen, Marielle Heller, Harry Melling, Patrick Kennedy, Jacob Fortune-Lloyd, Thomas Brodie-Sangster, Marcin Dorocinski
- Productora: Netflix
- Música: Carlos Rafael Rivera
- Fotografía: Steven Meizler
- Estreno en España: 2020
Sin duda, la veré. Gracias por su critica