La Universidad Complutense de Madrid nombró al cineasta Doctor Honoris Causa por su mirada crítica sobre los tiempos que le han tocado vivir, la denuncia de la injusticia y una muy personal concepción del cine como máquina de pensar. Galardones de las más prestigiosas instituciones lo corroboran, lo cual no es sino el reconocimiento a un proceso narrativo reflexivo, comunicativo y capaz de conectar como eficaz resorte con la conciencia del público.
[Enrique Almaraz. Colaborador de CinemaNet]
El afamado cineasta Konstantinos Gavras, mundialmente conocido bajo el nombre de Costa-Gavras, fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad Complutense de Madrid en un acto que tuvo lugar en el Paraninfo situado en la céntrica calle San Bernardo el 29 de enero de 2016. La ceremonia también reconoció a los nuevos doctores del pasado curso en las diversas facultades de la Universidad. Gavras es el tercer integrante de su profesión en recibir este nombramiento, después de los españoles Carlos Saura y Luis García Berlanga. A los tres conviene apuntar también las particularidades de Luis Buñuel —reconocido a título póstumo—, Juan Antonio Bardem —quien fue propuesto, pero falleció antes del nombramiento— y Walter Bernstein —guionista pendiente de imposición la Medalla de Oro— como acercamiento de esta universidad al Séptimo Arte.
Le precedió la presentación a cargo del profesor de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la UCM José Antonio Jiménez de las Heras, gran admirador del homenajeado desde su infancia, quien destacó puntos como la mirada propia, su carácter inspirador y la capacidad de indignación moral que la filmografía de Costa-Gavras abandera: cuestiona la tranquilidad y agita las conciencias. Puesto que, en palabras del director, “El cine no debe renunciar a ser espectáculo”, su filmografía sigue las formas discursivas europeas y el pulso narrativo americano. Tampoco faltó el agradecimiento al profesor Ricardo Jimeno Aranda, cuya tesis doctoral sobre la figura de Costa-Gavras fue el punto de partida para la concesión de este honor.
Llegado el turno del protagonista, Costa-Gavras comenzó su discurso desde el púlpito en español, un idioma que habla con fluidez pese a su modestia, tras haber mantenido vínculo con nuestro país tal y como recogió la introducción. No obstante, tras ésta, se decantó por el francés, la lengua de su formación. Entre las palabras que pronunció, se encuentran las siguientes de agradecimiento: “Este galardón concluye, sin duda de manera magnánima y también impresionante para mí, mi relación con España, una país que ha estado presente de forma directa o indirecta durante gran parte de mi vida profesional y privada. Les agradezco desde lo más profundo de mí mismo este bello regalo.”. En el posterior repaso a su trayectoria y filosofía profesional se incluyen la defensa del cine como máquina de pensar, la temprana lección que aprendió según la cual lo esencial no es utilizar la cámara sino ponerse en el lugar de lo que ven los espectadores y una reflexión para el papel del cine en el siglo XXI sobre la necesidad de decantarse por el arte o la rentabilidad.