15:17 Tren a París

Larissa I. López Delgado

Docente y comunicadora. Cinéfila. Seriéfila. Doctora en Comunicación gracias al cine de Clint Eastwood.

Clint Eastwood regresa al cine con 15:17 Tren a París escogiendo, de nuevo, una historia de personas anónimas convertidas en héroes nacionales, una temática iniciada recientemente con El francotirador y continuada con Sully. En este caso, narra la historia de Spencer Stone, Anthony Sadler y Alek Skarlatos, tres estadounidenses, dos de ellos militares, que en 2015 lograron frustrar el ataque terrorista en el citado tren que viajaba desde Ámsterdam. Algo más centrada en el personaje de Skarlatos, la película muestra como los tres chicos se conocieron en una escuela católica y sus trayectorias hasta el momento del incidente.

En términos técnicos, la película muestra la calidad profesional que caracteriza el estilo cinematográfico propio y consolidado de Eastwood. El problema radica en que este director también se caracteriza por narrar magníficamente historias reales o muy verosímiles, como ocurría en las citadas dos últimas producciones, en Mystic River o en Gran Torino. Así, la secuencia de acción en el tren es excelente y conmovedora, pero el resto del guion no sirven para potenciar el momento épico.

En este caso, parece que el reto de extender una secuencia de acción de diez minutos en una película dramática que mantenga la misma tensión y energía no se resuelve con el nivel al que el realizador nos tiene acostumbrados. En lugar de buscar la profundidad o el significado interno de la trayectoria de los protagonistas -la cuestión del destino, de la predestinación e incluso de la providencia se aluden varias veces- el filme se recrea demasiado en escenas superficiales.

Esto pasa especialmente en la parte “documental” del viaje de los chicos por Europa: helados en Italia, cervezas en Alemania, clubes nocturnos en Ámsterdam, selfies… Los actores, los héroes reales, a pesar de lo arriesgado de la apuesta, no decepcionan con su interpretación, pero no hay un verdadero desarrollo del personaje cinematográfico con el que deleitar al espectador.

En definitiva, 15:17 Tren a París no es de las propuestas destacables del octogenario director, aunque sí cumple en su descripción de los hechos reales y en apuntar, sutilmente, temas interesantes. Por otra parte, los defectos que se le pueden atribuir son superados por el hecho de que esta leyenda del cine del siglo XX (y XXI) ya ha demostrado abundantemente lo que es capaz de hacer y ya no necesita confirmarlo continuamente. Sin duda, Eastwood puede volver a fascinarnos, por ejemplo, con su prevista vuelta a la interpretación, además de la dirección, en The mule.

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